El Papa Francisco canonizará el 15 de mayo de 2022 a siete Beatos, entre ellos, al sacerdote y misionero francés, Charles de Foucauld, quien nació el 15 de septiembre de 1858 en Estrasburgo y fue asesinado en Argelia el 1 de diciembre de 1916.
La ceremonia de canonización se llevará a cabo en el Vaticano. Junto al Beato Charles de Foucauld serán canonizados: un Beato laico mártir, dos Beatas fundadoras y tres Beatos fundadores.
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Se trata del Beato Lázaro, llamado Devasahayam, laico, mártir, que nació en el siglo XVIII en la aldea de Nattalam (India) y fue asesinado, por odio a la fe, en Aralvaimozhy (India).
Además, la Beata Maria Francesca di Gesù (nacida Anna Maria Rubatto), fundadora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano, que nació en Carmagnola (Italia) y falleció en Montevideo (Uruguay) y la Beata María Domenica Mantovani, cofundadora y primera superiora general del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia.
Asimismo, el Beato César de Bus, sacerdote, fundador de la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana (Doctrinarios), que nació el 3 de febrero de 1544 en Cavaillon (Francia) y falleció el 15 de abril de 1607 en Avignon (Francia); el Beato Luigi Maria Palazzolo, sacerdote, fundador del Instituto de las Hermanas de los Pobres (Instituto Palazzolo) y el Beato Giustino María Russolillo, sacerdote, fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones y de la Congregación de las Hermanas de las Divinas Vocaciones.
Beato Charles de Foucauld
Del carisma de Charles de Foucauld surgieron diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual.
El Beato Charles de Foucauld nació en la ciudad francesa de Estrasburgo el 15 de septiembre de 1858. Con 6 años se quedó huérfano, por lo que creció con su hermano en casa de sus abuelos. Estudió con los jesuitas en Nancy y en París.
Durante su adolescencia se alejó de la fe y se entregó a una vida mundana, aunque siempre mostró una gran fuerza de voluntad y una capacidad innata de superación. Accedió a la carrera militar, vocación que su abuelo intentó inculcar desde pequeño, pero fue expulsado por mala conducta y se escapó con su amante.
Posteriormente, regresó al ejército, pero aquella segunda experiencia militar tampoco cuajó, y renunció para dedicarse al estudio de lenguas semitas, en concreto, del árabe y del hebreo.
Sus inquietudes le llevaron a un peligroso viaje a Marruecos desde 1883 hasta 1884, haciéndose pasar por un religioso judío. También recorrió parte de Argelia y de Túnez y realizó un importante trabajo cartográfico que le valió la medalla de oro de la Sociedad Francesa de Geografía.
El contacto con los musulmanes le llevó a preguntarse sobre Dios. Quedó impactado de la religiosidad islámica y de cómo los musulmanes se tomaban en serio su religión mientras él se había dedicado a derrochar dinero en aventuras.
De vuelta en Francia, la llama de la espiritualidad prendió en él al comprender la fe cristiana de su familia. Entra en contacto con el sacerdote P. Huvelin y, gracias a él, vuelve al cristianismo en octubre de 1886, cuando contaba con 28 años.
Para profundizar en su fe, peregrina a Tierra Santa y allí descubre su vocación. Durante 7 años, vive en diferentes monasterios trapenses, primero en Nuestra Señora de las Nieves y luego en el monasterio sirio de Akbes. Posteriormente, se trasladó a Roma para estudiar y luego se retiró para vivir solo en oración y adoración junto a las Clarisas de Nazaret.
Se ordenó sacerdote en 1901, cuando tenía 43 años, y emprende un nuevo viaje al Sahara, donde inicia su misión con los Tuaregs en la aldea de Tamanrasset. Allí, evangelizó a los pueblos del desierto y luchó contra la esclavitud: comenzó a comprar esclavos para liberarlos.
Escribió varios libros sobre la cultura de los pueblos Tuaregs y otros pueblos saharauis y tradujo los Evangelios a su lengua.
En el año 1909 fundó la Unión de Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón con la misión de evangelizar las colonias francesas de África. Los pueblos bereberes, mayoritarios en el noroeste de África, reconocieron que la misión de Charles de Foucauld les generó sentimientos amistosos hacia los franceses.
Murió asesinado el 1 de diciembre de 1916 en la puerta de su ermita durante una revuelta antifrancesa en Argelia.
Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en el año 2005 y el 3 de mayo de 2021 el Papa Francisco presidió un Consistorio ordinario público en el que aprobó su canonización.