Frente a la grave situación que vive Etiopía, un sacerdote misionero llamó a los fieles a orar por la paz en el norte de este país africano, que está siendo devastado por el cada vez más despiadado enfrentamiento entre las fuerzas gubernamentales y el grupo separatista del Frente Popular de Liberación de Tigray.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) indicó que el misionero, que permanece anónimo por razones de seguridad, tenía hasta finales de octubre "su base en Kombolcha, un pueblo ubicado en las afueras de la región de Amhara".
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"Kombolcha fue invadida por miles de personas que huían de la zona de conflicto, al igual que otras ciudades vecinas como Dessie. A medida que pasaban los días, las preocupaciones iniciales sobre cómo proporcionar alimentos y ayuda humanitaria a los desplazados internos (PDI) se convirtieron en inquietudes por los combates, que seguían acercándose", agregó.
La guerra, en curso desde noviembre de 2020, ya afecta a casi todo el país y amenaza con extenderse a países vecinos, principalmente a Sudán y Eritrea.
La violencia ha causado el desplazamiento de cientos de miles refugiados y numerosas víctimas civiles. Organismos internacionales han denunciado crímenes cometidos por ambos bandos contra la población civil.
Además, el bloqueo del acceso de ayuda humanitaria amenaza con desencadenar una hambruna entre cientos de miles de personas.
"Los que tenían parientes en la capital enviaban a sus hijos y esposas. También nosotros enviamos a nuestros seminaristas a Addis Abeba, mientras que los sacerdotes, nos quedamos para estar con los refugiados y ver cómo se desarrollaban las cosas", relató el misionero.
El sacerdote resaltó que han visto mucho sufrimiento, "muchas personas murieron, otras habían tenido que huir y necesitaban comida, agua, medicinas y lugares para quedarse".
"Nuestro pequeño pueblo de Kombolcha tenía más de 4 mil desplazados internos. Hicimos lo que pudimos para recolectar comida, mantas y agua. Fue solo una gota en el océano. Pero como dicen, es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad", remarcó.
ACN señaló que lamentablemente en el mes de octubre la situación empeoró "a medida que la lucha se acercaba y las fuerzas de Tigray rechazaron una ofensiva del gobierno tomando Dessie y Kombolcha", momento en que los misioneros se vieron obligados a escapar.
La noche antes que la ciudad fuera invadida, el sacerdote escribió que las cosas no estaban bien y "ahora nos vemos obligados a huir".
"Los otros sacerdotes ya han salido, ahora me quedo solo con los vigilantes. Veré si puedo huir mañana", agregó.
ACN indicó que el misionero logró salir de Kombolcha junto con otros refugiados antes "de la llegada de las fuerzas de Tigray", caminando 50 km en dirección "a Addis Abeba, antes de tener que detenerse porque la carretera estaba bloqueada."
El misionero logró informar a la fundación pontificia que estaba a salvo en su último mensaje del 1 de noviembre, donde señala que "está fuera de peligro. Las carreteras están llenas de gente".
La guerra y los cristianos en Etiopía
ACN señaló que la "rica herencia cristiana de Etiopía" está siendo amenazada y lamentó que varios sitios importantes para la fe como Lalibela, "conocida por sus iglesias excavadas en la roca, y Axum, antigua capital del imperio etíope y, según la tradición local, el actual lugar de descanso del Arca de la Alianza", están siendo afectados por los combates.
"El reciente nombramiento del primer ministro Abyi Ahmed, para un segundo mandato de cinco años, dio lugar a algunas esperanzas de paz, pero duró poco", remarcó.
El sacerdote señaló que se vieron "letreros con una flor y las palabras 'Nuevos comienzos' en la capital, Addis Abeba, antes de la ceremonia de posesión. Después de la ceremonia, esperábamos que la guerra terminara. Nos sorprendió que continuara y se acercara a nosotros, en Kombolcha".
La fundación pontificia indicó que el conflicto en el país significa que "muchas de las regiones más difíciles se han vuelto inaccesibles para periodistas y agencias humanitarias" y resaltó que "ante la creciente tensión, los misioneros católicos saben que la ayuda material es difícil de conseguir y piden especialmente oraciones".
"Pedimos humildemente sus oraciones para que la paz y la seguridad regrese a nuestra región, así como otros tipos de apoyo", pidió el sacerdote.
Finalmente, ACN resaltó que Etiopía está dividida entre cristianos y musulmanes y remarcó que el pasado "glorioso del país está indisolublemente ligado a la fe cristiana, lo que lo convierte en el país cristiano independiente más antiguo del mundo".
"La mayoría de los cristianos pertenecen a la Iglesia ortodoxa etíope tewahedo, anterior al Concilio de Calcedonia, que está en comunión con otras Iglesias orientales como las Iglesias copta y armenia. Hay una comunidad católica pequeña pero vibrante, dividida en rito latino y rito etíope (ge'ez)", concluyó.