Ante delegados de todas las diócesis de Guatemala e instituciones involucradas en el II Congreso Americano Misionero (CAM2), se presentaron hoy las esperadas conclusiones de la cita que hace cuatro meses convirtió al país en la capital del trabajo misionero continental.
El Obispo de Jalapa y Presidente de la Comisión de Misiones de la Conferencia Episcopal de Guatemala, Mons. Julio Cabrera Ovalle, y el Obispo Emérito de La Verapaz, Mons. Gerardo Flores, entregaron las conclusiones en una concurrida ceremonia que terminó con una Eucaristía.
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Según informaron los organizadores, las conclusiones están antecedidas de un trabajo de más de cuatro años.
“En ese proceso preparatorio, surgió el Instrumento de Trabajo, el cual fue estudiado en todas las diócesis de América. Los representantes de cada país elaboraron una síntesis nacional, la cual marcó la pauta para sus sugerencias expuestas en la semana que duró el congreso en Guatemala. En esos días y con el aporte de todos, los congresistas presentaron al final del CAM2/COMLA7, los resultados del congreso. Con esa importantísima base, que recoge el pensamiento de América toda, se presentaron ahora, las conclusiones de este encuentro misionero que en expresión del Papa Juan Pablo II es ‘una gran primavera cristiana para la evangelización en la Iglesia’”, explicaron.
Además, indicaron que las conclusiones “fueron entregadas inicialmente el 18 de febrero pasado en Costa Rica, a los pies de Nuestra Señora de Los Ángeles y ante la mirada expectante de obispos, sacerdotes y laicas y laicos de toda América. Corresponde ahora a cada país y a cada diócesis, hacer lo mismo, para que este trabajo conclusivo se haga vida en la dinámica eclesial de cada iglesia particular”.
Las conclusiones abordan los principales tema de la cita:
· La urgencia de una formación integral que incluya a todos los agentes de pastoral y se fundamente en la Sagrada Escritura, en el Magisterio de la Iglesia y la realidad de los pueblos.
· La misión debe ser el eje transversal de los planes pastorales diocesanos y parroquiales, procurando la participación del laicado.
· La "acción pastoral" debe tener en cuenta espacios de formación para la familia, los jóvenes y niños; acompañar a los indígenas, los emigrantes y colectivos humanos desfavorecidos; promover una mayor conciencia crítica frente a la globalización; fortalecer la formación catequética sobre los sacramentos y acompañar a las manifestaciones de religiosidad popular.
· La parroquia debe impulsar la formación misionera con planes de pastoral que tengan visión misionera.
· Se señalaron tres “fortalezas” de un futuro esperanzador para América: la opción por los pobres, la religiosidad popular y la inculturación del Evangelio.
· El documento señala que se hace necesario impulsar pequeñas comunidades, vivas y abiertas, que inspiradas en el testimonio de los mártires y en la santidad de vida, propicien el dialogo intercultural y que sean fermento de cambio para el desarrollo.