El P. Alberto Reyes Pías, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey (Cuba), hizo un llamado a la conversión de los civiles que engrosan las "Brigadas de Respuesta Rápida" de Cuba, haciendo el "trabajo sucio" del régimen.
En un artículo titulado "Brigadas de Violencia Rápida", el P. Reyes Pías advirtió a los civiles cubanos que "todo en la vida tiene un precio. Ser libre, tiene un precio, y ser esclavo también. Servir al poder y hacer el 'trabajo sucio' tiene un precio, como lo tiene plantarse y no dejar a otros que te usen para agredir".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Las "Brigadas de Respuesta Rápida" son grupos de civiles que se ponen al servicio de la dictadura cubana para actuar de forma violenta contra los disidentes y quienes critiquen al régimen.
Suelen desplegar especialmente su violencia durante las manifestaciones en contra del régimen, como las del 11 de julio de este año.
El sacerdote cubano recordó que "desde que tengo uso de razón he escuchado que vivo en un sistema social diseñado no sólo para servir al pueblo sino para darle a ese pueblo el mejor de los presentes y el mejor de los futuros".
"Durante años nos lo creímos, o fingimos creerlo, mientras veíamos cómo el presente de muchos pueblos, vecinos y no vecinos, mejoraba, y nosotros parecíamos retroceder en el tiempo, a la par que comprendíamos que 'el pueblo' no se refería a toda la población sino a aquella parte que seguía aplaudiendo y aguantando", señaló.
"La otra parte, la que protestaba, la que se quejaba, la que emigraba, fue siempre sistemáticamente ignorada, desprestigiada, excluida, reprimida", añadió.
El P. Reyes Pías recordó que "fue en esa vasta metodología orientada a despojar a muchos de su membresía de 'pueblo', donde surgió la idea diabólica de las llamadas 'Brigadas de Respuesta Rápida'".
"Presentadas con la mítica y falsa propaganda del 'pueblo enardecido que defiende su Revolución', se cruzó un límite que nunca debió ser cruzado y que no debe ser cruzado por ninguna sociedad: enfrentar a hermanos contra hermanos, atacar a tus vecinos, a los tuyos, a tu propio pueblo".
"Hoy, cuando mucha gente nacida en esta tierra y parte de este pueblo alza la voz para pedir cambios a través del diálogo y del entendimiento pacífico, se vuelve a acudir a lo peor del ser humano: la violencia contra su propio hermano", denunció.
El sacerdote cubano escribió luego: "Pero, ¿quién convoca a la violencia? Rostros conocidos pero anónimos, personas que nunca saldrán en una pantalla diciendo ni siquiera frases tan ambiguas como: '¡Defiendan a la Revolución!'".
"Cuando términos como golpear, agredir, reprimir se sobreentienden, podemos recurrir a los eufemismos del lenguaje. Pero nada de eso será dicho por los que tienen autoridad para decirlo, porque eso se llama 'trabajo sucio', y el poder real se cuida muy bien de no dejar huellas acusatorias".
El P. Reyes Pías señaló que "al final" quienes ponen el rostro como represores, y venden "su alma al diablo hundiéndose en el mal irreflexivo", son "los de abajo, la masa desechable, los tontos útiles, los prescindibles, aquellos por los cuales, si se vira la tortilla, nadie moverá un dedo para defenderlos".
"O tal vez, personas que no quieren hacerlo, pero que sienten un miedo atroz a plantarse y a decir: '¡no lo voy a hacer!', o personas que de tan comprometidas con el 'sistema' se debaten en lo que la psicología llama 'conflicto de lealtades'", dijo.
"Yo entiendo, entiendo los miedos, entiendo los conflictos de lealtades, entiendo la fuerza de la presión ejercida desde posiciones de poder", continuó el sacerdote cubano. "Pero creo firmemente en la libertad intrínseca del ser humano, creo en la capacidad humana de elegir la luz, creo en la fuerza del bien en la conciencia que permite tirar el bate a tierra y decir: '¡no lo voy a hacer!'".
"Y el momento para tomar esa decisión es ahora, no delante de un pueblo gritando '¡libertad!'".
El sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey advirtió que "cuando se está delante de un pueblo que se ha levantado para reclamar sus derechos, los miedos se despiertan, y las alarmas se disparan, alimentadas por el instinto innato de la propia supervivencia. Y cuando esto llega, el alma viene absorbida por el túnel oscuro de la violencia".
"Salir a golpear a tus hermanos, tiene un precio; decir 'no' o, al menos, quedarte en casa, también lo tiene".
"Todos tendremos que pagar por lo que elijamos, pero eso ni se piensa ni se decide en medio de una multitud. Este es el momento, el hoy, el ahora, el presente todavía sereno es el momento de reconocer que tu opción política, sea la que sea, es válida y tienes derecho a defenderla", señaló.
Para el P. Reyes Pías "lo que no es válido, lo que es inadmisible, lo que no es un derecho, es que para defender tus opciones elijas la violencia y levantes el puño armado contra tu hermano".