El Papa Francisco invitó a la Iglesia a promover la doctrina social de la Iglesia, que "es un tesoro de la tradición eclesial".
El Pontífice hizo este llamado este sábado 23 de octubre en el discurso que pronunció ante los participantes en el Congreso Internacional de la Fundación Centesimus Annus Pro Pontifice, que se ha desarrollado en el Vaticano del 21 al 22 de octubre sobre el tema "Solidaridad, cooperación y responsabilidad: los antídotos para combatir las injusticias, desigualdades y exclusiones".
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En el Congreso se han tratado temas como "la solidaridad, la cooperación y la responsabilidad como antídotos frente a la injusticia, la desigualdad y la exclusión".
Para el Santo Padre, "son reflexiones importantes en un tiempo en el que las incertidumbres y la precariedad que marcan la existencia de tantas personas y comunidades se ven agravadas por un sistema económico que continúa a descartar vidas en nombre del dinero, destilando actitudes de rapiña sobre los recursos de la tierra y alimentando tantas formas de explotación".
Ante esas injusticias, "no podemos permanecer indiferentes. La respuesta a las injusticias y a la explotación no es sólo la denuncia. Es, sobre todo, la promoción activa del bien".
"En el terreno contaminado por el predominio de las finanzas necesitamos muchas pequeñas semillas que hagamos germinar en una economía más justa y benéfica a la medida del hombre y digna del hombre. Necesitamos posibilidades que se hagan realidades, realidades que den esperanza. Esto significa traducir a la práctica la doctrina social de la Iglesia".
El Santo Padre destacó que las tres palabras elegidas para el tema del Congreso, solidaridad, cooperación y responsabilidad, "representan tres pilares de la doctrina social de la Iglesia, que ve a la persona humana abierta de forma natural a las relaciones, como el centro del orden social, económico y político".
"Con esta mirada atenta al ser humano y sensible con la concreción y las dinámicas históricas, la doctrina social contribuye a una visión del mundo que se opone a la individualista, en cuanto que se funda en la interconexión entre las personas y que tiene como fin el bien común".
Al mismo tiempo, "se opone a la visión colectivista que hoy emerge en una nueva versión escondida en los proyectos de homologación tecnocrática".
El Papa insistió en que la doctrina social de la Iglesia "no se trata de un asunto político": Más bien, "la doctrina social está anclada en la Palabra de Dios para orientar procesos de promoción humana a partir de la fe en el Dios hecho hombre".
Por ello, el Santo Padre llamó a "apasionarnos de nuevo por la doctrina social. Démosla a conocer. Es un tesoro de la tradición eclesial".
En su discurso, el Papa Francisco aseguró que "estamos llamados a vigilar el respeto de la persona humana, la libertad, el cuidado de su inviolable dignidad. Esa es la misión de la acción de la doctrina social de la Iglesia".
Reconoció el Pontífice que "al promocionar estos valores y este estilo de vida con frecuencia se va a contracorriente, pero, recordémoslo siempre, no estamos solos. Dios se ha hecho cercano a nosotros. No con palabras, sino con su presencia: en Jesús, Dios se ha encarnado".
"Con Jesús hecho hermano nuestro reconocemos en cada hombre un hermano, en cada mujer una hermana. Animados por esta comunión universal, como comunidad creyente, podemos colaborar sin miedo con cada uno por el bien de todos: sin cierres, sin visiones excluyentes, sin prejuicios".
"Como cristianos estamos llamados a un amor sin fronteras y sin límites, signo y testimonio de que se puede andar más allá de los muros del egoísmo y de los intereses personales y nacionales; más allá de los poderes del dinero que con frecuencia deciden las causas de los puebles; más allá de las verjas de las ideologías que dividen y amplifican los odios; más allá de toda barrera histórica y cultural, y, sobre todo, más allá de la indiferencia".
El Papa continuó: "Podemos ser hermanos todos y, por lo tanto, podemos y debemos pensar en actual como hermanos de todos. Puede parecer una utopía irrealizable. Sin embargo, preferimos creer que todo es un sueño realizable, porque es el mismo sueño de Dios, uno y trino. Con su ayuda, es un sueño que puede comenzar a realizarse también en este mundo".
El Papa Francisco cerró su discurso afirmando que se trata de la construcción de un mundo más solidarios, justo e igualitario es una gran misión. "Para un creyente no es algo práctico separado de la doctrina, sino que es dar cuerpo a la fe, a las alabanzas de Dios, amante del hombre, amante de la vida".