Con motivo de la Jornada Mundial de la Misiones a realizarse el domingo 24 de octubre, el P. Javier Alexis Gil Henao, director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) de Colombia, llamó a vivir esta celebración recordando que el centro de la misión del cristiano es la Eucaristía.
En declaraciones a El Catolicismo, prensa oficial de la Arquidiócesis de Bogotá (Colombia), el P. Javier Alexis Gil Henao, explicó que "el Domingo Mundial de las Misiones, conocido como el 'Domund', es la gran fiesta misionera de nuestra Iglesia, donde con la Eucaristía participamos para dar gracias a Dios por la fe recibida" y "para pedir por los misioneros".
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Durante la entrevista, el líder de la OMP en Colombia afirmó que la jornada está hecha "para unirnos, allí en la Eucaristía" y también para promover la solidaridad con las necesidades de nuestros hermanos en el mundo, a través de "nuestra ofrenda económica para las misiones".
El P. Gil recordó que el lema de este año, "Anunciemos a Cristo que nos da vida y esperanza", se inspira en el mensaje del Papa Francisco que invita a "ser misioneros de la vida, de la esperanza, de palabras de consuelo, gestos de misericordia".
Recordó que todos los bautizados son parte de la misión "porque Cristo mismo es nuestra vida" y "nuestra esperanza" y quiere que cada uno de nosotros "sea instrumento misionero en cada sitio donde nos encontremos, como en la familia, los lugares de trabajo, comunidades religiosas, parroquiales", y según nuestras posibilidades.
"El Domund es una fiesta de la gratitud por la fe recibida en la Iglesia", dijo y recordó que el participar de la misión de la Iglesia implica saberse parte de la comunidad, pues nadie es una "isla", sino una "gran familia". Por eso, la jornada anima a participar de la Misa, a rezar por las misiones y también a brindar "ayuda material".
Esta ayuda sostendrá parte de las obras de misión realizadas en el mundo, como los 10 vicariatos apostólicos de Colombia, que son territorios misioneros ubicados "especialmente en Leticia, en la Amazonía y otros lugares muy difíciles y con muchas necesidades en el momento de realizar la misión o evangelizar", explicó.
Por ejemplo, en Mitú en el Vaupés "se apoya económicamente a cerca de 30 comunidades indígenas", y también los aportes se dirigen a "Inírida, Guapi, Isla de San Andrés y Providencia, en el Caquetá, Putumayo y otros vicariatos donde se evangeliza, en inhumanas realidades a lo largo y ancho de nuestro territorio y se lleva y hace viva la Palabra de Dios", indicó El Catolicismo.
El P. Gil señaló que el grupo de misioneros "es reducido y los gastos son muy grandes" y que "lo que Colombia apoya ayuda a estos vicariatos". Explicó que "es más la ayuda que recibimos de otros países" y que el monto total donado no cubre "la totalidad de la vida misionera de estas iglesias necesitadas", sino solo una parte.
También recordó que todo aporte voluntario es bienvenido y se realiza "según las posibilidades" de cada persona. "Hasta el niño, el anciano, el ejecutivo, el joven, todos, también los sacerdotes, seminaristas, las religiosas, todos podemos aportar según nuestra condición económicamente para las misiones", dijo.
En sus declaraciones a El Catolicismo, el P. Gil aseguró que lo más importante es saber que "necesitamos la Eucaristía, que es la fuente y la meta de la misión, en nuestra vida cristiana", y lo que nos permite "poder llevar vida, esperanza, palabras de aliento y de misericordia para todos".