Yago de la Cierva, experto en comunicaciones de la Iglesia y profesor de gestión y comunicación de crisis en la Pontificia Università della Santa Croce (Roma), alertó sobre los "papistas" que actúan como "policía política" de los Papas.
Así lo indicó en entrevista concedida el 13 de octubre al diario español El Debate.
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"Creo que todos los Papas están rodeados por papistas que a veces ejercen de policía política sobre las ideas. Y no debería ser así: el catolicismo es la religión de la razón, y la autoridad tiene que ejercerse de manera razonada, no imperial", dijo de la Cierva, que ha trabajado en la Oficina de Prensa del Vaticano.
El experto, que también fundó la agencia Rome Reports y fue director ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, resaltó que no es "un revolucionario, pero sí que me gustaría que algunas cosas cambiaran".
"En la Iglesia es muy difícil crear un espacio de opinión y de debate que sea civilizado, donde se puedan discutir las cosas sin que llevar la contraria al jefe –de manera respetuosa, por supuesto– sea visto como una amenaza a la raíz de la autoridad eclesial, quienquiera que sea", agregó.
"Pasó en los pontificados de Juan Pablo II y de Benedicto, y ahora pasa lo mismo en el pontificado de Francisco. Ojalá supiéramos discutir sin que la discrepancia fuera vista como una amenaza para la unidad, que en la Iglesia es fundamental", subrayó.
De la Cierva, que tiene un doctorado en filosofía por la Universidad de Navarra y que es autor de varios libros como "Comunicar en aguas turbulentas. Un enfoque ético para la comunicación de crisis", comentó que actualmente puede haber "más malentendidos y polémicas sobre lo que 'realmente piensa el Papa' en esta o aquella cuestión".
"Creo que hay dos factores: el primero es la aceleración de la información, que es cada vez más instantánea y menos reflexiva. Muchos medios están atrapados en la guerra por el clic, y por eso priman las noticias que resaltan el conflicto", explicó.
El segundo "es interno a la Santa Sede: antes, Benedicto hablaba relativamente poco, y ahora Francisco habla constantemente; y, sin contar con su departamento de comunicación, las confusiones son inevitables. No soy quién para decir cuánto o cómo debería hacerlo, solo señalo la relación causa–efecto".
En el fondo, precisó el experto, "los dos se enfrentan a los grandes enemigos de hoy: la ignorancia y el pesimismo. Cada Papa pone un acento distinto, y esto hace más divertida la vida en la Iglesia".
Recordando su tiempo en la Oficina de Prensa del Vaticano, de la Cierva reconoció el mérito de "Juan Pablo II, que se dejó asesorar y que contaba siempre" con Joaquín Navarro Valls, entonces director de ese organismo, "en los temas que tienen impacto en la comunicación (es decir, en casi todo)".
"¿Se imagina cómo cambiaría la comunicación de la Iglesia si cualquier autoridad eclesial tuviera siempre a su lado a un comunicador experto y de plena confianza, y le pidiera consejo antes de actuar? No digo que le haga caso, sino que simplemente le mantenga informado y le escuche antes".
De la Cierva dijo además que considera que "la misión del Papa se parece bastante a un equilibrista que maneja diez platos que giran sobre un palitroque. Tiene que prestar más atención a los que parece que se detienen y se van a caer".
"Es decir, es buena señal que Francisco no venga: otros le necesitan más. Claro que nos gustaría que viniera, pero hay que aceptar sus prioridades. Tampoco ha ido a Argentina", refirió.
Sobre la JMJ de Madrid en la que tuvo un importante papel, de la Cierva recuerda que Benedicto XVI la describió "como una cascada de luz. Fue un torrente de gracia, que luego necesitaba continuidad. Hay luego que cultivar la tierra".
"Hay parroquias y realidades eclesiales que usaron ese chaparrón para impulsar muchas cosas, y ahí hay fruto abundante. En todos ambientes es probable que la semilla no arraigase. Vamos, que como en cualquier acción del Espíritu Santo".
Sobre los frutos, el experto en comunicaciones cita a "la directora de marketing de una gran empresa multinacional, que al terminar el evento me dijo: 'muchas gracias, porque habéis hecho que los católicos nos sintiéramos orgullosos de serlo'".
El experto también habló sobre los abusos sexuales en la Iglesia y afirmó que "es una cuestión crucial para la credibilidad de la Iglesia en el presente y en el futuro. Una institución que no es capaz de proteger a menores y vulnerables no tiene la legitimidad social para operar en la sociedad. Es decir, que se tambalean sus proyectos educativos, asistenciales y sanitarios".
Por eso, "resolver el problema con proactividad es una de las prioridades de la Iglesia universal. Proactividad es no esperar a que aparezcan las víctimas, sino buscarlas, porque muchas veces no dicen nada por muchos factores, ¡y tenemos deberes con ellas!".
De la Cierva indicó asimismo que tuvo "la oportunidad de trabajar en el comité organizador de la reunión organizada por el Papa en 2019 sobre la protección de menores en todo el mundo".
"Las claves de la reunión fueron dos: que hay que tomar la iniciativa, porque somos los primeros interesados en ayudar a las víctimas y a reformar las cosas para que no puedan volver a repetirse; y que las autoridades eclesiales tienen que actuar siempre con responsabilidad, rendición de cuentas y transparencia", destacó.