Con ocasión de la memoria litúrgica de San Juan XXIII que la Iglesia celebra cada 11 de octubre, el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Cardenal Leonardo Sandri, presidió una Misa en la Basílica de San Pedro sobre el altar en donde se encuentran los restos mortales de San Juan XXIII.
Durante su homilía, el Cardenal Sandri destacó que ante este altar "se reúnen también todos los lugares y contextos que fueron beneficiados por el ministerio del Santo Pontífice: su diócesis natal y querida de Bérgamo, Francia, el Patriarcado de Venecia, pero permítanme un recuerdo especial de Oriente, del que fue amigo y padre no sólo por sus experiencias en Bulgaria, Turquía y Grecia, y la presencia hoy en el altar conmigo de dos obispos del Líbano y de Siria es un signo de ello".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
En concreto, concelebraron con el Cardenal los Obispos Procuradores de las Iglesias Patriarcales de Antioquía de los Maronitas, Rafic Warcha, y de Antioquía de los Sirios, Flaviano Rami Al Kabalan, el presidente del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales, P. Giuseppe Maggioni y varios funcionarios de la Secretaría de Estado junto a otros sacerdotes maronitas.
En esta línea, el Cardenal Sandri señaló que "a San Juan XXIII, que como Legado Pontificio coronó la estatua de la Virgen María en Harissa, elevamos una oración especial, para que, si las luces humanas se apagan en nuestro querido Líbano, crezca la llama de la fe y de la esperanza del pueblo del País de los Cedros, y que los vientos de paz y de reconstrucción soplen también sobre la vecina Siria".
En este sentido, el prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales informó que visitará Siria a finales de octubre.
Además, el Cardenal Sandri subrayó que el Papa Juan XXIII "tuvo que enfrentarse a varios desafíos e incomprensiones incluso en su vida eclesial, pero nunca se desanimó, es más, siempre profundizó en su relación con el Señor".
"Muestra de ello son sus escritos, como el "Diario del alma" ("Giornale dell'Anima"), que dan testimonio de un diálogo incesante que comenzó en su juventud y continuó hasta el umbral de la casa del Padre: incluso las indicaciones más concretas, los propósitos y la regla de vida siempre actual, están lejos del formalismo religioso, pero como estacas para que el paso de los días no pierda el encuentro con el Señor", concluyó el Purpurado.