Este domingo 10 de octubre ha sido declarado beato en la localidad italiana de Tropea el sacerdote Francesco Mottola, fundador de los Oblatos del Sagrado Corazón, fallecido en el año 1969.
El Papa Francisco, al finalizar el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro del Vaticano celebró la beatificación y definió al nuevo beato como "pastor celoso e incansable anunciador del Evangelio que fue un testigo ejemplar de un sacerdocio vivido en la caridad y en la contemplación".
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El nuevo beato Francesco Mottola nació el 3 de enero de 1901, en Tropea, Calabria, Italia, en una familia noble, pero en decadencia.
Su infancia, que transcurrió en un entorno religioso, quedó marcada de forma dramática por el suicidio de su madre, un suceso que, junto con el fallecimiento de su hermano, marcaría de por vida el carácter del beato Mottola.
La personalidad del joven Francesco se desarrolló bajo la sombra de estas dos tragedias familiares, pero también con indudable vivacidad, inteligencia, espíritu poético y, al mismo tiempo, importantes límites: nerviosismo, excesivos escrúpulos, hipercriticismo, inquietud, litigiosidad y orgullo.
Su entrada al seminario significó para él una palestra de conversión, de fortalecimiento de la vida interior, de progresiva búsqueda de la voluntad de Dios. En el momento de su ordenación sacerdotal había ya aprendido a sacar todo el partido posible a su intrincada personalidad al servicio de Dios.
El ministerio del beato Francesco Mottola destacó por desarrollarse en múltiples ámbitos pastorales, desde la predicación a la administración de los sacramentos, de la dirección espiritual a la actividad literaria y periodística, del ejercicio concreto de la caridad a la organización de iniciativas espirituales y culturales.
Como director diocesano, se volcó en la formación de los jóvenes, a los que animó a comprender los signos de los tiempos. Promovió la renovación espiritual y cultural del clero diocesano, promovió también encuentros de oración y estudio entre sacerdotes, favoreció la implicación de los laicos en el apostolado.
Su principal obra en este sentido fue el Instituto Secular de Oblatos del Sagrado Corazón, con la participación de sacerdotes, religiosos y laicos.
En 1942 su salud se agravó notablemente y sufrió una parálisis que, desde entonces, le impidió hablar. Tenía 41 años.
A pesar de esa importante limitación, no se frenó en el ejercicio de su ministerio sacerdotal. Falleció el 29 de junio de 1969 en Tropea.
El milagro que permitió su beatificación fue la curación de un joven diácono, hoy sacerdote, que se curó de una grave enfermedad renal después de ver en sueños al beato Francesco, del que era devoto.
El 2 de octubre de 2019, el Papa Francisco autorizó la promulgación del decreto de beatificación.