El Arzobispo de Louisville, en Kentucky (Estados Unidos), Mons. Joseph Kurtz, respondió a una niña de seis años por qué Dios permite las discapacidades, a partir de su experiencia personal y la enseñanza de la Iglesia Católica.
El 24 de septiembre, durante una entrevista al programa "News In Depth" de EWTN, una serie donde se analizan temas, noticias y eventos importantes desde una perspectiva de fe católica, Mons. Kurtz compartió una anécdota donde responde a una niña por qué Dios permite las discapacidades.
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El Prelado señaló al programa que todavía recuerda cuando una niña de 6 años le preguntó: "¿Por qué nació mi hermano con autismo?".
Ante la comprensible inquietud de la niña, el Prelado inició su respuesta recordando que el conocimiento de Dios de las cosas supera al entendimiento humano. "Dije: 'Bueno, ya sabes cuando tú y yo lleguemos al Cielo, y espero que los dos lo hagamos', dije, 'tenemos muchas preguntas que hacer'", señaló.
Luego, Mons. Kurtz dijo que le preguntó a la niña si amaba a su hermano, a lo que naturalmente, ella respondió: "Sí". Tras ello, el Arzobispo le dio una importante enseñanza a la niña, a partir de su experiencia con su hermano mayor, George, quien tenía síndrome de Down.
"Una cosa que sabemos que no tenemos que pedir es que tú y yo seremos cambiados por el amor que tenemos por nuestro hermano", le dijo a la niña. "Ese es un regalo por el que ya puedes comenzar a darle las gracias a Dios", agregó.
Mons. Kurtz señaló que su hermano George es la razón principal por la que se desempeña actualmente como moderador episcopal de la Asociación Nacional Católica sobre Discapacidad.
"No puedo imaginarme a dos hermanos que se llevaran mejor que nosotros dos", dijo. Citando al filósofo danés del siglo XIX Soren Kierkegaard, el Prelado agregó: "Una de las cosas que aprendí es, como dije antes, que 'la vida no es un problema que resolver sino un misterio que vivir'".
Destacó que quienes pasan tiempo con personas con discapacidad reciben más de lo que dan. "La realidad es que cuando pasamos tiempo con alguien, y especialmente con una persona con discapacidad, esa persona tiene mucho que enseñarnos", dijo.
También, Mons. Kurtz recordó que la fe católica enseña que las personas con discapacidades pertenecen a la Iglesia como todos los demás. El Prelado aseguró que la Iglesia aprecia la belleza de cada persona humana en sí misma, y que "el fundamento" de su enseñanza "es muy sencillo y es la gran dignidad que tiene cada persona".
"No medimos a las personas por la cantidad de dinero que tienen o cuál es exactamente su trabajo, por lo tanto ya sea que una persona viva con una discapacidad o no, esa persona es genial a los ojos de Dios y, por eso, tratamos a cada persona como preciosa", subrayó.
El Prelado también recordó que, en 2018, los obispos de Estados Unidos reafirmaron la declaración pastoral de 1978 de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, que pide a la Iglesia acoger e incluir a las personas con discapacidad.
El mayor cambio que se produjo en 2018, dijo, es que "comenzamos a hablar no de la discapacidad como un problema, sino de la persona como un regalo", subrayó, y recordó la necesidad de que las personas con esta condición también reciban los sacramentos.
"El hecho de que esa persona reciba los sacramentos no solo es bueno para la vida espiritual, el bienestar y el alma inmortal de esa persona, sino que también es bueno para el cuerpo de la Iglesia, el cuerpo de Cristo", explicó.
"Así que el énfasis en el nuevo documento es sobre la pertenencia - no solo incluyendo a las personas que están excluidas - sino en hacer que cada uno de nosotros vea que todos tenemos un profundo deseo de pertenecer a Cristo y de pertenecernos unos a otros, a una familia de fe", agregó. Las personas con discapacidades quizás hacen que veamos esto, dijo, "con un alivio más audaz".
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en CNA.