Al finalizar el rezo del Ángelus dominical este 3 de octubre, el Papa Francisco lamentó "un terrible brote de violencia" entre los reclusos de una cárcel en Guayaquil, Ecuador, que causó al menos 118 muertos y 80 heridos.
De este modo, el Santo Padre dijo a los numerosos fieles reunidos en la plaza de San Pedro para la oración del Ángelus que le "entristece mucho" el reciente "terrible brote de violencia entre reclusos pertenecientes a bandas rivales ha dejado más de un centenar de muertos y muchos heridos" en una cárcel de Guayaquil, Ecuador.
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"Rezo por ellos y por sus familias. Que Dios nos ayude a curar las heridas del crimen que esclaviza a los más pobres. Y ayudar a los que trabajan cada día para que la vida en la cárcel sea más humana", advirtió el Papa.
Los episodios de violencia a los que se refirió el Santo Padre ocurrieron entre el 28 y 29 de septiembre en la Penitenciaría del Litoral en Guayaquil (Ecuador) que provocó, según la defensoría del pueblo, "118 personas fallecidas, 86 heridas, de ellas seis de gravedad y 80 leves".
La comandante general de la policía, Tannya Varela, informó que ese día las autoridades decomisaron tres pistolas, 435 municiones, 25 armas blancas y tres artefactos explosivos.
Además, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, declaró el miércoles 29 de septiembre el estado de excepción en el sistema penitenciario nacional, con lo que suspendió sus derechos a los presos.
Por su parte, el Arzobispo de Guayaquil, Mons. Luis Cabrera, expresó su solidaridad con los familiares de los fallecidos en tragedia carcelaria, una de las peores en la historia de América Latina.
"Ante todo, expresarles nuestra cercanía y solidaridad en estos momentos difíciles que están viviendo", dijo el Arzobispo sobre los familiares de los fallecidos, en declaraciones a ACI Prensa el 2 de octubre.
Sobre la situación en las cárceles de Ecuador, Mons. Cabrera dijo que "es bastante dramática: no cuenta con una infraestructura adecuada ni con un programa de rehabilitación integral".
"Del mismo modo, el personal que trabaja ahí no está debidamente capacitado para llevar adelante los programas de rehabilitación", lamentó el Prelado.