La Iglesia en el norte de Chile ha intensificado sus esfuerzos para atender la crisis humanitaria que viven los hermanos inmigrantes en el norte de Chile.
Debido a la normativa migratoria adoptada por Chile en los últimos meses, las personas que ingresan al país por los pasos fronterizos de Arica o Iquique, son imposibilitados de continuar su camino hasta obtener los documentos que deben ser gestionados por los consulados chilenos en sus países de origen en un plazo máximo de 180 días. Después de eso deben ser deportados.
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En conversación con ACI Prensa, Milagros Calizaya, coordinadora de la Fundación Scalabrini en Arica, explicó que "el ingreso por pasos inhabilitados desde fines de 2019 se ha ido incrementando", aún con las restricciones durante el COVID-19, "los números bajaron levemente".
Según Calizaya, todo se explica porque "para ellos Chile promete ser más seguro, y más inclusivo", puede "haber vida para sus hijos, donde tienes que luchar y trabajar, pero una oportunidad de comer, de vivir, de estar de incluirse".
Con esa esperanza los inmigrantes se enfrentan a largas caminatas por el desierto esquivando en algunos casos las redes de trata de personas, incluso la muerte por las temperaturas extremas o por perder el camino.
Al llegar a las ciudades del norte y, mientras esperan obtener la visa, ocupan espacios públicos como plazas, terminales de buses o sectores de la playa para pernoctar sin las condiciones mínimas de salubridad, ni seguridad.
Esta situación provocó, en la ciudad de Iquique, una marcha en rechazo a la gran cantidad de inmigrantes que se encuentran en esa ciudad y en los pasos fronterizos a la espera de regularizar su situación migratoria.
Durante la manifestación, unas personas se acercaron hasta un campamento de inmigrantes y prendieron fuego a algunos de sus enseres personales.
El hecho fue ampliamente condenado por distintos sectores y volvió a destacar la preocupante situación que viven los inmigrantes en la zona, en especial un grupo que está detenido en la comuna de Colchane, frontera con Bolivia.
Para esas familias que enfrentan el clima del altiplano, la Diócesis de Iquique dispuso un albergue a cargo de la iglesia ubicada en ese lugar la que acoge en forma diaria a familias inmigrantes.
A través de información proporcionada por la Diócesis de Iquique a ACI Prensa, las familias que llegan al lugar son derivadas por la policía chilena y se le da prioridad a aquellas con mayor complejidad.
Unas 30 personas llegan cada tarde al lugar. Toman un alimento caliente, duermen, y toman desayuno para luego salir. Además los voluntarios que los acogen conversan con los inmigrantes "para animarles en su caminar y brindarles la esperanza para enfrentar la situación adversa que han ido viviendo", dijo la Hna. Sandra Laurita.
"La experiencia ha sido enriquecedora para quienes podemos compartir espacios donde nos sentimos tocados por el amor de Dios, mirando la esperanza que cada uno de los papás y niños manifiestan", agregó la religiosa.
También la pastoral familiar diocesana apoya con colaciones saludables a los niños de Colchane.
De igual forma, la Pastoral Social Cáritas Iquique ha abierto otros albergues temporales para recibir a los inmigrantes que están en situación de calle.
Pero mucho antes, la crisis migratoria afectada por la pandemia del COVID-19, la Diócesis de Iquique activó las redes de solidaridad en la zona y en octubre de 2020 se abrió una casa de acogida transitoria para unos 400 inmigrantes que tuvieran como destino otra región en el país.
A las familias también se les apoyó con los trámites de desplazamiento a otras regiones, arriendos por un mes, alimentos, medicamentos y artículos de aseo.
Vulnerabilidad de la población migrante
Vilma Flores, coordinadora de Incami Arica, precisó a ACI Prensa que "en estos momentos estamos recibiendo a la población migratoria más vulnerable. Son de muy escasos recursos, han perdido todo durante su trayectoria, han perdido dinero por las estafas de los coyotes, sus objetos personales tras caminar por el desierto".
Con esta crisis migratoria, "se debe ser empático, pensar en los niños que no tienen la culpa, en aquella madre que no tiene recursos y que igual decide buscar un mejor futuro", alentó Flores.
"Nadie está libre de migrar, sea por cualquier motivo, especialmente si es forzosa. Debemos mirar en el hermano al mismo cristo que está sufriendo. No olvidar que Él mismo fue migrante con sus padres", sostuvo la coordinadora de Incami Arica.
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