El poeta y periodista disidente Raúl Rivero, preso por oposición al régimen castrista, fue elegido en la UNESCO para recibir el Premio Mundial de Libertad de Prensa. La decisión de la entidad motivó una airada respuesta del gobierno cubano que desprestigió el galardón.
La cancillería dirigió una carta al director de la UNESCO, el japonés Koichiro Matsuura, en la que sostiene que "el otorgamiento (del premio) a un ciudadano cubano que cumple sanción penal por actividades vinculadas a la subversión del orden constitucional y jurídico del sistema cubano, actuando como mercenario al servicio de una potencia extranjera, pone en entredicho la legitimidad" del galardón.
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De esta manera, respondió a Matsuura, quien declaró al anunciar el galardón que “durante varios años, Rivero ha pagado un alto precio por ese compromiso y el premio recompensa la lucha permanente de los periodistas en favor de la libertad de expresión, un componente fundamental de la democracia".
La esposa del periodista disidente, Blanca Reyes, reaccionó con "indignación" al conocer la declaración ministerial y desafió "al Gobierno cubano a que me diga públicamente por qué mi esposo es considerado un mercenario".
Reyes estimó que ese texto oficial "es una falta de respeto a la dignidad de mi marido, que no ha cometido otro delito que el decir lo que piensa".