Los bomberos en la isla de La Palma, Canarias (España), están luchando para poder salvar la iglesia de San Pío X de la lava del volcán Cumbre Vieja, que el domingo 19 de septiembre entró en erupción y ha provocado la evacuación de más de cinco mil personas.

La lava ya ha destruido 183 edificios, entre ellos 63 viviendas. En una imagen del sistema europeo de observación espacial Copernicus se observa que la lava cubre 103 hectáreas de la isla. Actualmente, unos 750 efectivos de emergencias y 143 vehículos trabajan en la zona.

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La iglesia del barrio de Todoque, en Llanos de Aridane, está en el trayecto que ha tomado la lava, por lo que los bomberos están intentando desviarla para salvar la parroquia. Por su parte, los fieles han ayudado a evacuar las imágenes, crucifijos, candelabros y cuadros del templo.

El gerente del consorcio de Emergencias de Gran Canaria, Emilio Duch, indicó que "es una operación baja probabilidad de éxito, pero ya hemos conseguido salvar algunas viviendas".

"Cuando determinan que, levantando terreno, derribando algo o modificando el entorno de alguna manera pueden salvar una vivienda, lo hacen", agregó.

Duch resaltó que los bomberos en Todoque están abriendo un camino para que la lava se dirija al barranco "donde creemos que ganaría velocidad la lava sin afectar viviendas y desviaría más lava, de esta manera se evitará que la colada penetrara más por la localidad".

La intención es "salvar la iglesia y la escuela", remarcó.

David Calvo, portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), entidad que está apoyando a los bomberos, indicó que la dificultad de estas operaciones es "luchar contra la naturaleza de tú a tú".

Por su parte, el sacerdote local, P. Alberto Hernández, indicó que ahora el objetivo es buscar alojamiento para los vecinos que se han quedado sin hogar.

"Son gente humilde, sencilla y trabajadora. Hay agricultores, artesanos y algunos funcionarios", explicó al canal Telecinco. "Muchos se han construido sus propias con sus manos", aclaró.

El sacerdote agradeció la "ola de generosidad" y señaló que han recibido llamadas de muchas personas que viven fuera de la isla o que alquilan casas para turismo, para ofrecer las viviendas a los damnificados "sin pedir nada a cambio".

El P. Hernández indicó que algunos de los afectados "están en shock. Saben que han perdido su casa. Otros viven en una incertidumbre y no pierden la esperanza de recuperar algo" y remarcó que este momento ha sacado también "lo mejor de nosotros mismos. La generosidad de la gente me tiene impresionado".

Ante esta situación, Mons. Bernardo Álvarez Afonso, Obispo de la diócesis española de Tenerife, dijo que está "pendiente en todo momento de la evolución del volcán" y manifestó su "cercanía y solidaridad con todos, especialmente, con las personas que han sido evacuadas y los que han perdido sus bienes (casas y cultivos)".

También pidió a Dios por todos "de forma especial, por los enfermos, personas mayores y por quienes tienen problemas de movilidad. Que el Señor les de paciencia y fortaleza".

Mons. Álvarez también encomendó a la población a la intercesión de "la Virgen María de las Nieves" para que "este fenómeno de la naturaleza cause los menos daños posibles y pase pronto".