Mientras el gobierno de Joe Biden se prepara para exigir la vacunación del COVID-19 para ingresar a muchos lugares de trabajo en Estados Unidos, un católico experto en bioética instó a la administración a mantener una alternativa a las vacunas: las pruebas semanales.
El jueves pasado, el presidente Biden anunció que su gobierno exigiría a los empleadores con 100 o más empleados que exijan la vacunación contra el COVID-19 o que garanticen pruebas semanales negativas. La norma de emergencia está siendo desarrollada por la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional del Departamento de Trabajo.
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El doctor Joseph Meaney, presidente del National Catholic Bioethics Center (Centro Nacional Católico de Bioética), dijo que la alternativa de la prueba COVID-19 semanal es "buena" para las personas que se oponen a recibir vacunas COVID-19 por motivos de conciencia.
"Esperamos que definitivamente las personas puedan tener la opción de hacerse pruebas semanales en lugar de la vacuna, porque creo que esa es una forma muy apropiada de lograr el mismo fin sin que nadie coacte o viole la conciencia", dijo.
Los católicos son los más vacunados contra el COVID-19 que cualquier otro grupo religioso, según un nuevo informe del Pew Research Center. Sin embargo, algunos católicos han expresado reservas u oposición a recibir vacunas COVID-19 debido a su conexión con el aborto.
Las tres vacunas COVID-19 aprobadas para su uso en los Estados Unidos tienen una conexión con tejido fetal abortado. Usan líneas celulares derivadas de tejido fetal que se obtuvo de bebés que se cree que fueron abortados en la década de 1970, aunque solo una de las vacunas, producida por Johnson & Johnson, usó las controvertidas líneas celulares tanto en las pruebas como en la producción. Las otras dos vacunas, producidas por Pfizer y Moderna, utilizaron las líneas celulares en algunas pruebas.
La Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) emitió una nota en diciembre de 2020 indicando que el uso de vacunas COVID-19 con conexiones a las líneas celulares es moralmente permisible, si no hay una opción ética disponible.
"El deber moral de evitar esa cooperación material pasiva no es vinculante si existe un peligro grave, como la propagación, por lo demás incontenible, de un agente patógeno grave: en este caso, la propagación pandémica del virus SARS-CoV-2 que causa la Covid-19", dijo el Vaticano.
La congregación dijo que "la vacunación no es, por regla general, una obligación moral y que, por lo tanto, la vacunación debe ser voluntaria". Sin embargo, para aquellos que rechazan las vacunas por motivos de conciencia, deben tomar otras medidas para evitar la transmisión del virus, señaló el Vaticano.
Las pruebas semanales de COVID-19, dijo Meaney, ayudan a promover este objetivo declarado de que los no vacunados tomen medidas para detener la propagación del virus. Las pruebas, sostuvo, "no deberían ser demasiado onerosas", señalando la promesa de Biden de la semana pasada de expandir la disponibilidad de pruebas de bajo costo.
El National Catholic Bioethics Center se ha opuesto a los mandatos de la vacuna COVID-19 sin exenciones de conciencia.
Una "gran preocupación", dijo Meaney, es cualquier requisito de vacunación con una "fuerte sanción", como la pérdida del trabajo por incumplimiento.
Los mandatos "tienden a venir con mucha presión y, a menos que incluyan exenciones o alternativas, pueden estar coaccionando la conciencia de las personas, lo cual es algo malo, desde una perspectiva católica", dijo a CNA, agencia en inglés del Grupo ACI.
La orden de Biden la semana pasada también requería que los empleados del Poder Ejecutivo federal y los contratistas federales estuvieran vacunados contra el COVID-19.
"Muchos de nosotros estamos frustrados con los casi 80 millones de estadounidenses que aún no están vacunados, a pesar de que la vacuna es segura, efectiva y gratuita", dijo Biden en declaraciones en la Casa Blanca el 8 de septiembre.
"Esta es una pandemia de los no vacunados. Hemos sido pacientes, pero nuestra paciencia se está agotando. Y su negativa nos ha costado a todos", dijo a los estadounidenses no vacunados.
Meaney dijo que esa retórica hacia los no vacunados es contraproducente, ya que "se presta a chivos expiatorios o avergonzar a las personas".
"Lo que esperamos" es que la gente sea más serena y caritativa con los demás, dijo.
"Simplemente empeorará la situación, si la gente comienza a expresar su enojo y trata de castigar a las personas que tienen diferentes puntos de vista, entonces este tipo de cosas tienden a intensificarse", dijo.
"Y ciertamente no contribuye a una buena armonía civil, e incluso dentro de las familias, disputas, etcétera, es necesario que haya mucha curación, comprensión y caridad, en lugar de dar paso a la ira o la frustración", agregó.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.