Antes de que el Papa Francisco visite Budapest, la capital de Hungría, para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional, el secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin expresó ante el primer ministro húngaro Viktor Orbán opiniones divergentes sobre la inmigración, tema que ha causado muchas polémicas en los últimos meses.
El Cardenal Parolin coincidió con el primer ministro Orbán en el Foro Estratégico de Bled (Eslovenia) el pasado 1 de septiembre para hablar en un panel sobre la Unión Europea y la migración. En esa iniciativa estuvieron también los primeros ministros de Grecia, Eslovaquia, Croacia y la República Checa.
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La autoridad vaticana señaló en la mesa panel "creo que somos muy conscientes de la difícil cuestión de la migración" y reconoció que "no es una tarea fácil, pero creo que compartimos la opinión de que la migración es un problema común (...) y debe abordarse conjuntamente" ya que "ninguna nación, ningún Estado, ningún gobierno, debería quedarse solo ante este problema, sino que tiene que ser una política común de la Unión Europea (UE)".
El llamamiento del Cardenal Parolin a una política común de la UE en materia de migración contrastó fuertemente con los comentarios del primer ministro Orbán en el mismo panel, ya que el político húngaro dijo que la única manera de evitar que la disputa sobre la migración destruya la unidad de la UE era "devolver todos los derechos a los Estados nacionales en relación con la migración".
"Si invitamos a otros de fuera de Europa, eso cambiará la identidad cultural de Europa. Hay algunos países que lo aceptan. Hungría no está entre esos países", afirmó el primer ministro húngaro.
Hungría ha recibido críticas internacionales por su estricta política de inmigración. El jefe de derechos humanos de la ONU dijo que su ley de 2018 que criminaliza la asistencia a los solicitantes de asilo era "descaradamente xenófoba".
A principios de 2018, la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) informó que Hungría sólo admitía dos solicitantes de asilo al día a través de sus zonas de tránsito.
En esta línea, Orbán defendió las políticas húngaras en el Foro Estratégico de Bled, diciendo que creía que la migración planteaba retos sociales y de seguridad para los que Europa no estaba preparada y subrayó que no aceptan "la migración como solución a la política demográfica, o a los retos demográficos".
"Sólo creemos que la política familiar, la tradicional política familiar cristiana, puede ayudarnos a salir de esa crisis demográfica", dijo.
Orbán ha impulsado un plan de siete puntos con incentivos para el matrimonio y los hijos, que entró en vigor en 2019, como la posibilidad para las mujeres que se casen antes de cumplir los 40 años obtener un préstamo subvencionado sin intereses de unos 37 mil dólares por parte del Estado. Se puede condonar un tercio del préstamo si la pareja tiene dos hijos, y la totalidad si tienen tres o más hijos.
Ante esa iniciativa, el Cardenal Parolin manifestó su apoyo por las políticas familiares en sus comentarios en el foro internacional, pero no especificó qué tipo de políticas.
"Creo que la Unión Europea debería tener políticas más fuertes a favor de las familias. Creo que es un punto concreto, que se puede tener en cuenta lo antes posible", subrayó el Purpurado.
Asimismo, la autoridad vaticana destacó que la Santa Sede quiere que los países adopten un enfoque positivo de la migración centrado en la fraternidad, en lugar de uno negativo con un enfoque "materialista y pragmático".
Este debate sobre la migración se realizó la semana anterior al Congreso Eucarístico Internacional en Budapest que se realizará del 5 al 12 de septiembre y que será clausurado por el Pontífice con una Misa.
Según el programa oficial de la visita, está previsto que el Papa Francisco se reúna con Orbán al llegar a Budapest en la mañana del domingo 12 de septiembre, en el comienzo de su visita de siete horas a Hungría.
Sin embargo, el Santo Padre puso en duda este encuentro en la reciente entrevista radiofónica concedida a COPE y emitida el pasado 1 de septiembre.
Después de la pregunta sobre el qué le gustaría decir a Orbán durante su encuentro programado, el Papa respondió: "No sé si me voy a reunir con él" y añadió "una de las cosas que hago es no seguir un guión; cuando estoy frente a una persona, la miro a los ojos y dejo que las cosas salgan".
Traducida y adaptada por Mercedes De La Torre. Publicada originalmente en CNA