Con el agudizamiento de la crisis en Venezuela, cada vez más adultos cruzan la frontera con Colombia en busca de un futuro mejor y varias veces acompañados de sus menores hijos; a ellos la Fundación Asilo Andresen dedica su labor con el fin de mitigar las dificultades propias de la migración.
En declaraciones a ACI Prensa, el director de la Fundación Asilo Andresen, P. Elver Rojas, explicó la difícil situación que atraviesan los niños migrantes y el trabajo que desarrolla la institución para ayudar a estos pequeños.
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Según indica en su página web, la Fundación Asilo Andresen es una institución de la Diócesis de Cúcuta (Colombia) que se dedica "al cuidado, promoción y protección de la niñez más necesitada de la ciudad".
La obra fue fundada en 1907 por los esposos Teresa Andresen y Christiam Andresen Moler junto a la hermana Natividad, religiosa de las Dominicas de la Presentación de la Santísima Virgen, que construyeron un edificio para el servicio exclusivo de los niños "en situación de abandono y vulnerabilidad".
La fundación busca ejercer "la caridad con los niños, niñas y adolescentes en amenaza y estado de vulnerabilidad de derechos, en un ambiente de amor, respeto, participación y organización" y acompañar a los padres y madres para "que asuman con responsabilidad el proceso de formación integral de sus hijos".
Desde el Centro de Caridad la Niña María, la fundación atiende a menores de 4 a 10 años de edad, hijos de colombianos retornados y venezolanos, que se dedican "diariamente al trabajo informal" para conseguir lo necesario para el sostenimiento de sus familias.
El P. Rojas señaló en una entrevista a ACI Prensa que continuamente llegan a Colombia migrantes de "diversos pasos ilegales", porque la frontera con Venezuela se encuentra cerrada.
"Avanzan desde Cúcuta al interior del país y es notorio ahora que en los grupos de caminantes hay presencia también de niños y niñas", indicó.
El sacerdote resaltó que diariamente por la carretera se cuenta el paso de 180 a 200 personas, que "llegan con hambre, sedientos", con rostros que muestran sufrimiento.
"Caminan con la ilusión de encontrar una nueva forma de vida", remarcó.
Además, subrayó que los pequeños migrantes, que suelen ir acompañados por sus padres, afrontan todo tipo de peligros, como "altas y bajas temperaturas, la inclemencia del sol, la lluvia, el hambre, la sed, expuestos a pasar la noche al descampado o albergues temporales".
Por ello, el Centro de Caridad la Niña María ha recibido a estos pequeños para ayudarlos en su crecimiento. El P. Rojas remarcó que antes de la pandemia se asistía "diariamente a 250 niños y niñas entre los 2 y 10 años".
"Ahora por medidas de bioseguridad atiende un grupo de 45 entre los 4 y 10 años. Reciben alimentación y acompañamiento lúdico pedagógico", agregó.
El director de comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta, P. Diego Fonseca, señaló en una entrevista a ACI Prensa que los migrantes dejan a sus pequeños a las 7 de la mañana en la fundación, donde reciben alimentación, cuidado y educación, hasta las 5 o 6 de la tarde, donde los padres los recogen.
"Es como el ofrecimiento que se les hace a los venezolanos para que ellos salgan a trabajar y no expongan a sus niños, y aquí se les cuida", agregó.
El P. Fonseca indicó que la fundación trabaja de la mano del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, que "es el encargado del Estado colombiano de velar por los niños".
Asimismo, resaltó que a través del Banco Diocesano de Alimentos se brinda "un apoyo alimentario" a los padres de los niños que están en la fundación, y se les enseña panadería y cocina en el asilo para que puedan tener una forma de sostenerse económicamente.
El P. Rojas indicó que la Diócesis de Cúcuta ofrece ayuda a estas personas también con otras iniciativas como la Casa de Paso Divina Providencia, donde se brinda "alimentación a 550 mujeres con sus niños y niñas".
Asimismo, señaló que la pastoral infantil y juvenil también vela por estas personas con actividades en "las comunas y barrios periféricos de la ciudad".
La Diócesis "adelanta diversos programas que promueven la dignidad y el respeto de los niños, niñas y adolescentes", remarcó.
El P. Fonseca señaló que la motivación para acoger a los migrantes parte principalmente del Evangelio y de "la caridad de Cristo de servir al otro, de encontrar el rostro de Cristo en los demás".
"En medio del rechazo que puede provocar por la situación social que también afecta a nuestra ciudad, la Iglesia siempre ha estado con ese mensaje muy claro, son migrantes, son el rostro de Cristo, son el mismo Cristo, hoy son ellos, mañana puede ser nuestro país", remarcó.
Finalmente, recordó que el Papa Francisco siempre llama a los fieles a acoger y proteger a los hermanos que sufren la tragedia de tener que dejar su país en búsqueda de un futuro mejor.