El Papa Francisco dio su opinión sobre el polémico Camino Sinodal emprendido por la Iglesia en Alemania y recordó que ya expresó su punto de vista en una carta enviada a los obispos alemanes.
En la entrevista realizada por la cadena COPE y difundida este miércoles 1 de septiembre, el Santo Padre insistió en que ya había enviado una carta a los obispos alemanes sobre el tema donde expresa "todo lo que siento sobre el sínodo alemán".
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El Pontífice asegura que "no me pondría tampoco demasiado trágico. En muchos obispos con los que hablé no hay mala voluntad. Es un deseo pastoral, pero que por ahí no tiene en cuenta algunas cosas que yo explico en la carta que hay que tener en cuenta".
La polémica sobre el Camino Sinodal, que debería concluir en febrero de 2022, gira en torno a cuatro temas principales: la forma en la que el poder se ejercita en la Iglesia, la moral sexual, el sacerdocio y el papel de las mujeres.
En la carta a la que hace referencia el Papa Francisco, el Pontífice recuerda que el sínodo consiste en "caminar juntos y con toda la Iglesia bajo su luz, guía e irrupción para aprender a escuchar y discernir el horizonte siempre nuevo que nos quiere regalar", bajo la guía del Espíritu Santo.
El Papa advertía en la carta contra la tentación de pensar que, "frente a tantos problemas y carencias, la mejor respuesta sería reorganizar las cosas, hacer cambios y especialmente 'remiendos' que permitan poner en orden y en sintonía la vida de la Iglesia adaptándola a la lógica presente o la de un grupo particular".
Señalaba que ese camino "sólo provocaría, con el tiempo, adormecer y domesticar el corazón de nuestro pueblo y disminuir y hasta acallar la fuerza vital y evangélica que el Espíritu quiere regalar".
Recordó que "cada vez que la comunidad eclesial intentó salir sola de sus problemas confiando y focalizándose exclusivamente en sus fuerzas o en sus métodos, su inteligencia, su voluntad o prestigio, terminó por aumentar y perpetuar los males que intentaba resolver".
Subrayó que "el escenario presente no tiene el derecho de hacernos perder de vista que nuestra misión no se sostiene sobre previsiones, cálculos o encuestas ambientales alentadoras o desalentadoras ni a nivel eclesial ni a nivel político como económico o social. Tampoco sobre los resultados exitosos de nuestros planes pastorales".
Por eso, "la transformación a operarse no puede responder exclusivamente como reacción a datos o exigencias externas, como podrían ser el fuerte descenso de los nacimientos y el envejecimiento de las comunidades que no permiten visibilizar un recambio generacional".
"La transformación verdadera responde y reclama también exigencias que nacen de nuestro ser creyentes y de la propia dinámica evangelizadora de la Iglesia, reclama la conversión pastoral".
Por lo tanto, insistió en que es necesario "recuperar el primado de la evangelización para mirar el futuro con confianza y esperanza".