Frente a la difícil situación que viven los migrantes que intentan pasar a Panamá, en su camino a Estados Unidos, el Obispo de Apartadó (Colombia), Mons. Hugo Alberto Torres Marín, pidió crear leyes que ayuden a mejorar el paso de migrantes, para que "sea más humano".
Hace unos días obispos de América Latina alertaron sobre una crisis migratoria en la selva del Darién, entre Panamá y Colombia, donde miles de personas estaban varadas y expuestas a los peligros de la región, mientras esperaban poder cruzar la frontera para seguir su camino hacia Estados Unidos.
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En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Torres explicó que esta zona selvática es muy peligrosa por lo accidentado del camino y por las constantes lluvias, que aumentan el caudal de los ríos, donde "mucha gente por tanto se ha ahogado".
"El camino es un camino muy malo, con mucho lodazal, y la gente sufre mucho por esta travesía, es muy extenuante, el que no esté con suerte puede morirse en el intento", lamentó.
El Prelado señaló que entre los muchos migrantes hay mujeres embarazadas, familias enteras con dos o cuatro hijos, con niños en brazos y maletas, que se enfrentan a ladrones que les roban y violan.
Según datos de las autoridades de Panamá difundidas hace unos días, en esta zona había más de diez mil migrantes en dirección a Estados Unidos y Canadá. En lo que va del año más de 40 mil migrantes cruzaron la frontera.
A lo anterior se sumó la grave situación en el puerto colombiano de Necoclí (subregión de Urabá) a donde llegaron miles de migrantes, principalmente de Haití, y de Cuba, pero también de Venezuela, Senegal, India, Pakistán, Congo, Bangladesh, Burkina Faso, Ghana y Eritrea.
Mons. Torres indicó que la zona siempre ha sido un punto de paso para migrantes, sin embargo, desde hace dos años se ha incrementado el número de personas que intentan cruzar hacia Panamá.
"Hoy en día es mucha la gente que llega hasta Necoclí, la vez pasada teníamos casi 10 mil personas, y el número de embarcaciones para trasladarlos por el mar, porque hay que atravesar el golfo casi una hora en barca o más, eran muy pocas, entonces la gente tuvo que quedarse en el pueblo, esperando comprar un ticket y eso les demoraba hasta 15 días, 20, hasta un mes", resaltó.
El Prelado señaló que se ha logrado evacuar a las personas y ahora salen grupos de 500 diariamente hacia Panamá, sin embargo, siguen llegando más de todo el país, por lo que estima que "vamos a tener migrantes para mucho rato".
Frente a esta situación, Mons. Torres subrayó que la diócesis, junto a la Pastoral Social, están apoyando con la alimentación de los migrantes, brindando víveres a los que deben quedarse más de ocho días en la ciudad, "para que por lo menos no tengan que gastarse todos los dólares que traen".
Asimismo, señaló que entregan kits a los migrantes que están "prontos a cruzar en embarcaciones", y resaltó que han abierto una casa de paso, "una oficina para atender a estas personas, darles alguna información y la idea es que podamos tener ahí como un campamento de paso".
"Hemos venido haciendo ese gesto de solidaridad, ayudándoles un poco a la subsistencia, porque acá les están cobrando caro por todo", indicó.
Mons. Torres lamentó que en Colombia "no hay una norma, un decreto, una ley de migrantes" que vele por los migrantes de paso, y señaló que solo hace poco se dio "un estatuto para los migrantes venezolanos, a los que ya se les puede atender, dar trabajo e integrar".
Transportar a los migrantes "es un delito, de hecho, la policía ha venido poniendo multas y deteniendo vehículos que venían desde Ipiales hasta Necoclí con inmigrantes, con todo el viaje pagados, algunos taxistas que los recogen de ahí los traen, entonces entre nosotros es casi que trata de personas, y trata de personas es un delito grave", subrayó.
El Prelado instó al gobierno a establecer normas que "ayuden que el paso sea más humano, menos traumático, más ágil, más rápido".
En sus declaraciones a ACI Prensa, Mons. Torres también animó a los ciudadanos a ser más solidarios, a tener justicia, respeto con los migrantes, y subrayó que es necesario dejar de ver a estas personas como un medio de ganar dinero.
"Todo mundo quiere sacar tajadas del paso de los migrantes, les cobran sobrecostos por la comida, por la dormida, por el mercado que compran ellos mismos, en el transporte también les cobran más", lamentó.
El Prelado indicó que muchas personas que acompañan a los migrantes llevándoles las maletas o conduciéndolos por el camino les roban el poco dinero que llevan y resaltó que "todo mundo quiere mejorar la economía a partir de la necesidad de estas personas".
"Ser justo con el trato, como si fuera un turista más, ya sería mucha ayuda para los migrantes", subrayó.