Los obispos de Costa Rica emitieron un comunicado al finalizar su asamblea ordinaria anual, donde señalaron los puntos que se deben trabajar para mejorar el país con vistas al bicentenario, y remarcaron la importancia de defender la vida, de la lucha contra las ideologías y el respeto a la libertad de religión.
Del 9 al 12 de agosto se llevó a cabo la CXXII Asamblea Ordinaria, donde los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica se reunieron para reflexionar sobre el quehacer de la Iglesia y la realidad que afronta la sociedad.
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En su comunicado, los prelados agradecieron los esfuerzos de las autoridades estatales por mitigar las secuelas que ha dejado la pandemia y que han puesto en evidencia "las grandes brechas sociales y económicas que dividen a nuestro país".
"Las dramáticas y vergonzosas cifras actuales de pobreza y desempleo han de llevar a responder con acciones concretas que conduzcan a una mayor justicia y equidad", pidieron.
Los obispos lamentaron los casos de corrupción que se han acrecentado en las últimas décadas, que dañan "profundamente nuestra democracia, golpean la institucionalidad y provocan decepción en las personas".
"Hay cada vez mayor desconfianza entre la ciudadanía, que se refleja en la apatía hacia la participación política. No permitamos más el fraccionamiento y la polarización", pidieron.
De camino a las elecciones presidenciales de 2022, resaltaron la importancia de la responsabilidad y el compromiso "de aquellos que se postulan a cargos públicos, de los partidos políticos que representan los candidatos, de los electores y de los medios de comunicación", y subrayaron que todos "somos necesarios para contribuir al mejoramiento del país".
Igualmente, exhortaron a los candidatos a realizar una campaña con ideas y compromisos concretos y señalaron la importancia que la "transparencia y honestidad caractericen a quienes piden el voto".
"Debe imperar el respeto por el otro y, ante todo, el respeto por nuestra nación democrática que urge gobernantes preparados y probos para llevar desarrollo y justicia a nuestra sociedad", agregaron.
Por ello, instaron a tener la mirada fija en el bien común, para avanzar hacia el "verdadero desarrollo del país" y ayudar a las personas más vulnerables "que están en la línea de pobreza y que claman por una vida digna".
Los obispos mostraron su preocupación por todos los que no cuentan con lo básico para vivir y remarcaron la necesidad de tomar la "vía de la solidaridad puede marcar un camino común para todos, en el que, como hermanos, podamos salir adelante juntos".
"Trabajemos y luchemos siempre por mostrar el mandamiento del amor que nos pide Jesús, amando y sirviendo al prójimo con hechos. Que sea una práctica constante para que nadie quede al costado del camino como nos pide el Santo Padre", instaron.
Los prelados indicaron que es necesario evaluar la ruta que ha seguido Costa Rica en las últimas tres décadas, que ha dado "paso al incremento de la brecha de desigualdad y el aumento de la pobreza".
"Desde antes de la pandemia, la sociedad clamaba por una ruta de reactivación económica, y ésta es hoy aún más urgente ante las secuelas vividas en el último año y medio", agregaron.
Asimismo, señalaron la necesidad de incentivar la inversión y "coordinar esfuerzos en el ámbito público y privado para la promoción de empleo", de manera que se disminuya "los requisitos burocráticos y que agilice las necesidades del sector productivo".
"Los sectores más pobres no aguantan más cargas impositivas; el sector productivo requiere de mayores posibilidades para su desarrollo. El precio del combustible se ha vuelto una carga abusiva para todos", lamentaron.
Los obispos resaltaron que es una prioridad mejorar la calidad educativa actual, para que los niños y jóvenes dejen el rezago que "preocupa, alarma y pone en riesgo el futuro de nuestra sociedad".
"La Costa Rica del bicentenario debe poner su mirada en una verdadera revolución que ponga al ser humano en el centro del desarrollo, sin ser excluido por el avance tecnológico", agregaron.
Los prelados indicaron que el país necesita "volver su mirada a las leyes que también están incluidas en nuestra Constitución, como lo es el respeto a la vida desde su concepción hasta su término natural, porque la vida es sagrada".
"La Costa Rica del bicentenario requiere, al mismo tiempo, consolidar otros principios fundamentales como el derecho a una educación libre de toda ideología que afecte las más sólidas creencias del costarricense", remarcaron.
"Merecemos que se aplique la objeción de conciencia, porque es un derecho humano la posibilidad de oponerse a leyes e ideas contrarias a nuestras convicciones sean religiosas, morales, culturales o racionales", agregaron.
Finalmente, resaltaron la importancia de privilegiar "la honestidad, honradez, transparencia, solidaridad y fraternidad, junto a un auténtico respeto por el medio ambiente, si queremos colocar bases sólidas de una mejor sociedad".
"Los creyentes tenemos derecho a vivir en un país en que la libertad religiosa, también derecho humano, sea respetada, pues la fe no es algo para vivir solamente a nivel privado", concluyeron.