Fray Giuseppe Ghezzi fue un religioso franciscano de origen noble que recorrió en modo "silencioso y orante" la región italiana Apulia (Puglia) para difundir el amor de Dios entre los hermanos.
La nobleza, la verdadera nobleza, está hecha de caridad, de solidaridad y de búsqueda en el amor a Dios. No se vive para uno mismo, sino para algo más grande, que no es otro que el Altísimo.
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Tal fue el caso de, entre otros, San Francisco de Asís, San Ignacio de Loyola, San Camilo de Lelis quienes dejaron todo para abrazar el Infinito en un gesto de altruismo y bondad y el venerable Giuseppe Ghezzi tomó la misma decisión.
Giuseppe Ghezzi nació el 19 de agosto de 1872 en la ciudad de Lecce, localizada en la Apulia, una de las regiones del sur de Italia.
Nació en una familia del linaje de los duques de Carpignano. En su familia también tuvo dos tíos, misioneros jesuitas.
Estudió en el prestigioso colegio en Lecce "Argento" que era de la Compañía de Jesús. Se enfermó muy joven y fue obligado a interrumpir los estudios. Recuperó la salud después de una novena a la Virgen de Pompeya.
Quienes lo conocieron, lo describieron como un joven sensible, bueno y dedicado a muchas actividades de caridad en la parroquia. Fue catequista y apoyó en las necesidades de los hermanos en dificultades al formar parte de la conferencia de San Vicente.
Estudió derecho y pintura. En su tiempo libre también trabajó en la construcción de belenes.
Con casi treinta años, pidió ser admitido en los frailes menores franciscanos, pero su solicitud no fue aceptada, porque inicialmente se consideró que era demasiado adulto.
A pesar de que el Obispo de Lecce quería que entrara en el clero diocesano, Giuseppe sentía que no estaba llamado a la vida sacerdotal, sino a la religiosa.
El 2 de agosto de 1906 fue admitido en la Orden Franciscana como hermano laico. Se le asignó la celda situada frente a la de San Egidio María de Taranto, su modelo.
Su proceso de formación en la vida religiosa lo llevó a la comunidad de Galatone, donde terminó el noviciado. Luego vivió en algunas poblaciones de la región, entre ellas, Manduria, Martano, Francavilla Fontana y Soleto.
Quienes conocían su origen y su historia lo apodaron "el conde de la alforja" para destacar su solidaridad.
De hecho, no se cuentan los gestos de bondad con los que el hermano Giuseppe se dedicó a las necesidades de los demás.
En la cocina y en la comunidad con los hermanos era muy humilde, nunca hizo alarde de su excelente formación teológica, ni de su lugar de nacimiento.
Vivió las dos guerras mundiales y, siguiendo el ascetismo de la época, por lo que no dudó en ofrecerse como víctima al Señor para ahorrar los muchos dolores que vio.
Tuvo mala salud, soportó los numerosos achaques con la habitual calma y serenidad que siempre caracterizaron su vida.
A partir de 1948, una fractura del fémur le impidió moverse, pero su celda fue constantemente visitada por muchos que recordaban su silencioso y valioso apostolado por los demás.
El 9 de abril de 1955 marchó a la Casa del Padre desde aquella pequeña celda que había escuchado la incesante oración de un hombre verdaderamente noble y religioso llamado hermano Giuseppe.
El 18 de diciembre del año 2000, el entonces Papa Juan Pablo II le concedió el título de Venerable por las muchas virtudes que vivió en su vida.
Traducido y adaptado por Mercedes De La Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa