Este 10 de agosto, fiesta de San Lorenzo, la Pastoral de Comunicadores de Mendoza (Argentina) presentó un video titulado "Diáconos" para destacar este hermoso servicio para la arquidiócesis y la Iglesia.
Hipólito Masman, Gustavo Camarda y Oscar Dreidemie son tres diáconos de Mendoza que relataron cómo viven y se entregan a este hermoso ministerio.
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Para Hipólito Masman, de 58 años de edad, el diácono "es un hombre que movido por el amor de Dios pone un oído atento y desde ahí responde", "es capaz de escuchar la necesidad de la gente e involucrarse con la gente", dijo.
En ese sentido, Masman consideró que un diácono tiene que ser "sensible y capaz de conmoverse con la necesidad de la gente, de emocionarse con la alegría de la gente, de llorar con el sufrimiento de la gente".
"Dios se vale de ese hombre para poder actuar en Su nombre", agregó Masman casado hace 37 años y con 3 hijos.
Para él la felicidad es sentirse "cada día, más de Cristo. Él me llama y me seduce. Deja que no sea yo para que Él me invada".
A su turno, Gustavo Camarda, de 49 años de edad, explicó que el diácono "proclama la Palabra, la transmite y la hace vivir a los demás". "Es transmitir a un Cristo servidor sobre todo en los más vulnerables, pobres, enfermos y ancianos. Eso te llena el corazón", aseguró.
El diácono, esposo y padre de 2 hijos, se siente "un enamorado de Jesús, así como totalmente enamorado de mi esposa".
"Lo que más me llena, es esa gracia de poder transmitir la bendición de Dios a través de mis manos, a veces sucias por el trabajo, pero poder bendecir a las personas. Poder transmitir ese abrazo que da Dios a través mío", explicó Camarda.
En tanto, Oscar Dreidemie, de 80 años de edad, manifestó que la vocación del diaconado también se va descubriendo en la familia.
"La esposa es parte de la vocación, porque no soy un ser solitario o dominador que decide las cosas que quiero hacer, sino que comparto mi vida como desde el día en que dijimos sí, cada uno de nosotros, en el día del matrimonio".