El Arzobispo de Managua (Nicaragua), Cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, impartió este domingo 8 de agosto, fiesta de Santo Domingo de Guzmán, la bendición papal con indulgencia plenaria.
Al concluir la Misa que presidió en la Parroquia Santo Domingo de Guzmán en la localidad de Las Sierritas en Managua, el Cardenal Brenes impartió la bendición luego de la lectura del decreto del Cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Iglesia, por medio de la cual el Papa Francisco concede la indulgencia.
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El decreto del 27 de julio precisa que la indulgencia puede obtenerse con las condiciones usuales de confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice. No solo ha sido para los asistentes sino también para quienes siguieron la transmisión de la Misa por los medios televisivos y radiofónicos.
Antes de dar la bendición, el Cardenal leyó una oración a la Virgen María para consagrar los hogares y las familias a su Corazón Inmaculado, tras lo cual se rezó un Padre nuestro, un Ave María y un Gloria por las intenciones del Papa.
"Que el Señor omnipotente y misericordioso les conceda la indulgencia, la absolución y la remisión de todos vuestros pecados, tiempo para una verdadera y provechosa penitencia, el corazón siempre contrito y la enmienda de vida, la gracia y el consuelo del espíritu santo, la perseverancia final en las buenas obras", dijo el Cardenal.
En su homilía, el Arzobispo de Managua resaltó el valor de la piedad popular, un "tesoro que debe ser cuidado y purificado" y resaltó que él mismo surge de ella.
"Yo surjo de una piedad popular. Mi madre rezó a Jesús del rescate, adonde llegó tras varios días en carreta y le dijo 'si este hijo es de utilidad, pues que se pegue'. Y aquí estoy".
El Cardenal también resaltó la devoción a Santo Domingo de los católicos nicaragüenses, que rezan ante la imagen del santo predicador en esa parroquia, y que tienen claro que las gracias vienen de Cristo.
"Nuestra gente sencilla es clara en que quien concede la gracia es Cristo y nuestros santos son intercesores. Un testimonio hermoso y grande".
"Podemos pensar en este hombre que vivió su vida consagrado al Señor y que sintió que lo estaba convocando para una misión, llevar la buena noticia del reino a hombres y mujeres que andaban en búsqueda", dijo luego el Cardenal Brenes.
El Arzobispo también resaltó la sencillez y el gran intelecto del santo, y resaltó que siempre fue un hombre amante de la oración, la Eucaristía y la palabra de Dios, elementos esenciales para la vida cristiana también de hoy.
El Cardenal también resaltó la importancia de la solidaridad ante la actual pandemia y recordó que "Santo Domingo, ante una enfermedad que azotaba en su región, quiso ser solidario con los enfermos y sus familias. ¿Qué hizo? Vendió su tesoro, sus libros. Así como en toda nuestra provincia se han dado tantos hechos hermosos de solidaridad".
Para concluir, el Purpurado resaltó la importancia del rezo del Rosario y rogó para que "Nuestra madre la Virgen María nos acompañe en nuestro caminar".
"¡Con Santo Domingo de Guzmán, todos hasta el final!" y "¡Viva Nicaragua católica!", fueron los lemas con los que concluyó la Misa.