El Arzobispo de Nagasaki (Japón), Mons. Joseph Mitsuaki Takami, señaló que los Juegos Olímpicos que se celebran en Tokio son un llamado a la paz, especialmente a 76 años de la caída de las dos bombas atómicas en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
En una entrevista a Radio Vaticano, Mons. Takami indicó que las olimpiadas son "una fiesta deportiva" y a la vez, un "incentivo para crear paz en el mundo", por lo que, la coincidencia de la celebración de estos juegos en Japón, durante el aniversario de la tragedia del bombardeo atómico es significativa.
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"Los Juegos son un bien, traen un buen ambiente y mucho entusiasmo", agregó.
El Prelado indicó que cada vez hay menos testigos directos de la bomba atómica, pero ellos han dejado un valioso mensaje, que se ha transmitido a los niños, un testimonio que se mantiene en otros canales como el cine, la literatura y los medios de comunicación.
"Debemos continuar con este esfuerzo para mantener viva la memoria", animó.
Mons. Takami señaló que no solo son los juegos olímpicos, sino los paralímpicos, "que comenzaron en Tokio en 1964", los que llevan al mundo un mensaje de "respeto universal, sin prejuicios ni discriminación".
"Tienen una fuerza especial en la promoción de los derechos humanos. Además, en esta edición hay un gran equilibrio numérico entre atletas masculinos y femeninos, mientras que al principio había pocas mujeres. Esto también significa respeto por las personas", resaltó.
Además, indicó que esta búsqueda del respeto es una "representación simbólica, pero que nos recuerda cuántos conflictos existen en el mundo actual" y resaltó que los "Juegos Olímpicos son un testimonio del deseo de crear un mundo en el que haya paz entre las naciones".
"La llama olímpica es también un símbolo de oración de amor, oración por la paz. La bomba atómica es absolutamente contraria a esta llama y hoy se nos pide que las abolamos, que no las volvamos a utilizar. El único fuego es el de la unidad, el amor y la paz", subrayó.
El Prelado también recordó que este año se cumplen diez años desde el incidente de Fukushima, donde el 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9 provocó un colapso en la central nuclear que mató a casi 20 mil personas y se considera el peor desastre nuclear desde Chernobyl.
Mons. Takami señaló que es necesario "abolir la energía atómica, que es muy peligrosa" y remarcó que "debemos producir energía de otra manera eliminando la energía nuclear".
"Este problema es enorme, siguiendo las palabras del Papa debemos abolir absolutamente las armas nucleares en la Tierra. No podemos mantener una paz real mientras tenemos estas armas al mismo tiempo. No es una paz real, es falsa", lamentó.