La levantadora de pesas Hidilyn Diaz pasó a la historia al ganar la primera medalla de oro en la historia de Filipinas. Ella recibió la presea dorada de las olimpiadas acompañada de la Medalla Milagrosa, que muestra su fuerte fe católica.

 

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La joven de 30 años participó en halterofilia en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, ganando el primer puesto en la categoría de -55 kg con récord Olímpico, al levantar un total de 224 kg (97 kg en arranque y 127 a dos tiempos).

Diaz recibió la medalla de oro llevando la Medalla Milagrosa en el cuello y luego de escuchar con emoción el himno nacional de Filipinas, levantó el dedo señalando al cielo, agradeciendo a Dios por este logro.

 

En una entrevista a Philstar luego de la premiación, la joven originaria de Zamboanga, agradeció a Dios y a todos los que oraron por ella.

"No puedo creer que mi nombre esté en el récord olímpico. Estoy realmente agradecida. Dios es grande. Dios es grande", agregó.

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) y Arzobispo de Davao, Mons. Romulo Geolina Valles, indicó en un comunicado que la Iglesia en el país felicita con "gran orgullo y alegría" a la joven por su "actuación histórica".

"En nombre de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, extiendo mi mayor gratitud a Hidilyn por traer honor a nuestro país con su determinado espíritu y pasión interminable" por el deporte, resaltó.

Mons. Valles señaló que su victoria fue capturada en fotos donde luce la "Medalla Milagrosa de Nuestra Señora en su pecho" y subrayó que admiran "su devoción a la Santísima Madre mientras llevaba en su victoria su gran fe en Dios".

"Hidilyn es una verdadera levantadora de pesas que saca su fuerza de su amor por el país y su profunda fe católica", agregó.

En una conferencia de prensa, Diaz indicó que la medalla milagrosa se la regaló un amigo, con el que rezó "la novena durante 9 días antes de mi competencia".

"Es un signo de su fe y mi fe en Mamá María y Jesucristo", añadió.

En 2018, la joven fue invitada a dar su testimonio durante la 5ta Conferencia Filipina sobre la Nueva Evangelización, donde compartió cómo su fe la ayudó a superar varios desafíos que atravesó durante su vida como atleta.

"Sentí un vacío, no entendía cuál era el propósito de mi vida y por qué practicaba levantamiento de pesas. Ese tiempo también fue mi viaje con Dios donde llegué a conocerlo personalmente. Aprendí a orar porque antes no sabía cómo hacerlo. Luego le confié todo a Dios porque entendí que hay un propósito por el que estoy aquí, por qué estoy en el levantamiento de pesas", indicó.