El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Gualtiero Bassetti, mostró su perplejidad por la filtración a la prensa de un documento diplomático reservado enviado por el Vaticano al gobierno italiano para mostrar su disconformidad con algunos aspectos del proyecto de ley contra la homofobia, conocida como "DDL Zan".
La ley, que recibe su nombre por su autor, el legislador Alessandro Zan, se encuentra en la actualidad en proceso de debate en el Senado italiano, presenta definiciones muy vagas sobre conceptos como discriminación, homofobia o transfobia que podrían suponer ataques contra la libertad de expresión y de conciencia.
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Así lo señaló también el Cardenal Bassetti en una entrevista concedida al diario italiano La Repubblica y difundida por la Conferencia Episcopal Italiana.
Sobre la acusación de algunos políticos y medios de comunicación de "injerencia indebida" por parte de la Santa Sede en los asuntos internos del Estado italiano, afirmó que "nadie, tampoco la Santa Sede, ha puesto nunca en discusión la laicidad del Estado. El término 'injerencia' es erróneo, al igual que lo es el término 'indebida'.
Por el contrario, el Cardenal Bassetti se remitió a la explicación ofrecida por el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin. "La preocupación de la Santa Sede se dirige a las posibles interpretaciones del texto con consecuencias paradójicas", afirmó el presidente de los obispos de Italia.
Explicó que "en ausencia de precisiones, en el normal desarrollo de las funciones evangelizadoras propias de la Iglesia en Italia, parte de la Iglesia universal, se corre el riesgo de castigar de forma arbitraria afirmaciones de antropología fundamentada".
El Cardenal destacó que la nota verbal del Vaticano mostrando su preocupación por la Ley no es algo extraordinario, de hecho, "es una práctica diplomática intercambiarse notas verbales".
Sin embargo, el Cardenal sí que mostró su indignación por el hecho de que la nota del Vaticano, una nota diplomática entre Estados de carácter reservado, haya llegado a los medios de comunicación: "La Santa Sede hizo notar, con un tono tranquilo, algunos puntos. La verdadera pregunta es otra: ¿Cómo pudo un documento reservado ser enviado a periódicos para su publicación?".
Sobre el contenido de la Ley, el Cardenal Bassetti insistió en la necesidad de "garantizar de forma adecuada la libertad de expresión y, sobre todo, allí donde se pretende introducir normas de naturaleza penal. No se pueden dejar márgenes a la interpretación no razonable".
"Este discurso vale también para la jornada nacional contra la homofobia en las escuelas. De lo contrario, existe el riesgo de que, además de la instigación al odio, se sancione la libre expresión de convencimientos éticos y religiosos y se ponga en discusión el derecho humano universal de los padres a la educación de los hijos según sus propios convencimientos y a enseñar aquello que está bien y lo que está mal".
Advirtió que "algunas definiciones aparecen muy vagas y eso hace la aplicación de la ley penal peligrosamente incierta". En ese sentido, "los diferentes papeles de hombres y mujeres dentro de las asociaciones católicas o las afirmaciones de algunas verdades de fe podrían ser objeto de procedimientos penales".