El postulador general de la Orden de los Camilos, P. Walter Vinci, destacó la figura del joven religioso Nicola d'Onofrio quien falleció a los 21 años y de quien actualmente está abierto su proceso de beatificación.
Nicola d'Onofrio nació en Villamagna el 24 de marzo de 1935 y murió en Roma el 12 de junio de 1964.
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A los siete años sintió el llamado vocacional al sacerdocio y quiso ser sacerdote camilo, pero sus padres se opusieron. En 1955 fue a estudiar a Roma.
El 7 de octubre de 1961 hizo la primera profesión religiosa. Además de los tres votos de pobreza, castidad y obediencia, los religiosos camilos añaden un cuarto: el servicio a los enfermos y a quienes sufren.
En 1962 sintió los primeros síntomas de la enfermedad que lo llevó a la muerte a los 21 años.
El 28 de mayo de 1964 hizo la profesión perpetua y murió por la noche del 12 de junio. Sus restos mortales se encuentran en Bucchianico, en la cripta del Santuario de San Camilo, meta de muchos peregrinos.
En junio del año 2000 fue abierto el proceso de beatificación en la Diócesis de Roma.
El 5 de julio de 2013 fue declarado venerable por el Papa Francisco.
En entrevista concedida a ACI Stampa (agencia en italiano del Grupo ACI), el P. Walter Vinci señaló que el joven Nicola quiso seguir los pasos de San Camilo de Lellis desde pequeño y recordó su frase: "Nosotros estamos aquí para poder servir a Dios en los enfermos, las personas más queridas por Él".
Entre los rasgos más característicos de su santidad, el postulador de los Camilos subrayó que "la sonrisa siempre caracterizó la vida de Nicolino, fue su 'leitmotiv' de su fama de santidad que ha caracterizado tanto la época de la enfermedad como también su vida cotidiana".
Sobre el mensaje que el religioso camilo puede dar hoy a los jóvenes, el P. Walter Vinci dijo que "Nicolino no es el 'santo' que queremos convertir en héroe para presentarlo como testigo y modelo a los jóvenes de hoy", sino más bien "es su vida vivida en lo cotidiano la que irrumpe en nuestra historia como modelo".
"Su 'sonrisa de la vida cotidiana' es lo que Nicolino quiere dejar a los jóvenes de hoy y de mañana: vivir del cielo, vivir de Dios. Nicolino no es otra cosa que la imagen de Dios contemplada verticalmente: una humanidad penetrada en el cielo y vivida en la tierra. ¡Esta es la santidad de Nicolino!", añadió el postulador.
Además, el P. Vinci indicó que un punto común entre San Camilo y Nicola consiste en el "fuerte deseo de entregar su vida según el 'Evangelio' del buen samaritano".
"Camilo madura esta convicción sirviendo a su vecino en el hospital de San Giacomo de los incurables de Roma. A Nicola le fascina una cruz roja sobre un vestido negro. Una imagen que guiará los 'sueños' de un adolescente hasta que decida consagrar su vida a Dios según el carisma camiliano, superando la oposición de su familia", agregó.
Por último, el postulador de los camilos explicó que "la enfermedad fue una etapa fundamental en la vida de Nicola, que vivió sin agitación y sin quejas" y describió que Nicola fue "un joven sereno y preocupado sobre todo por su mamá", que le confió a su hermano Tomás que si él moría "no le importaba nada", sino que le "apenaba por su mamá".
"Un viaje que lo llevaría a la santidad", añadió el P. Vinci, quien destacó que el joven Nicola vivió los dolores como "compañeros de viaje", pero que vivió "con intensa humanidad y santidad" porque el último periodo de su vida rezaba en voz baja: "Jesús, ¿por qué no vienes a buscarme? No esperes más. Ya ves, estoy listo, ven a buscarme. Te quiero, Jesús, ¿lo sabes? ¿No ves lo mucho que te quiero? Ven a buscarme, Jesús ayúdame".
Traducido y adaptado por Mercedes De La Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa