El sacerdote argentino, P. Christian Viña, exhortó a salir "decididos" en misión aun cuando en el contexto de la pandemia del coronavirus se quiera restringir la libertad de la Iglesia y silenciarla.
En su homilía, el párroco de Sagrado Corazón de Jesús de Cambaceres, en Buenos Aires, se inspiró en el Evangelio del domingo 11 de julio (Mc 6, 7 12-13), que habla del envío que hizo Jesús a los doce apóstoles de ir a predicar, exhortar a la conversión, expulsar demonios y curar a los enfermos.
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"La respuesta que dan los discípulos es una síntesis de lo que la Iglesia viene haciendo, desde hace dos mil años". "Predicación, conversión y sacramentos, para la gloria de Dios, y la propia santificación: he aquí el camino seguro para la vida eterna", expresó el sacerdote.
El Catecismo de la Iglesia Católica "nos enseña que pertenece a la misión de la Iglesia emitir un juicio moral incluso sobre cosas que afectan al orden político, cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas, aplicando todos y solo aquellos medios que sean conformes al Evangelio y al bien de todos según la diversidad de tiempos y condiciones".
"Que quede, entonces, bien en claro: no debemos tener miedo; ni pedir perdón, ni permiso, para anunciar a Jesucristo, enseñar a cumplir todo lo que Él nos ha mandado e iluminar todas las realidades de este mundo con la luz de la Verdad, que nos hace libres", agregó el P. Viña.
En el contexto de la pandemia del COVID-19, "los poderosos de este mundo buscan restringir la libertad de la Iglesia e incluso silenciarla con todos los medios a su alcance. Por eso el ensañamiento que vemos, aquí y allá, contra la Eucaristía; que se busca limitar hasta lo inadmisible o, lisa y llanamente prohibirla, por la situación sanitaria".
"Son esos mismos gobernantes y globalistas que buscan imponer, a cualquier costo, una imposible gobernanza mundial; sin religión, sin fronteras, y sin ética. Y que no soportan a la Iglesia cuando asume la clara misión que le da Cristo; pero que recurren a ella para que se haga cargo de los pobres, enfermos e indigentes que ese perverso sistema genera y multiplica".
La Iglesia "no está para dejar al mundo sin Dios y abandonarlo en el mal y la muerte. Como lo viene haciendo, desde hace dos milenios, está para anunciar que la salvación solo viene de Cristo y que la apariencia de este mundo es pasajera".
Para ello, tiene en los sacramentos "la cura para todos los males. Ellos no dan la inmunidad de rebaño; de la que hoy tanto hablan algunos, que suelen defender más los derechos de los animales, que los derechos de las personas".
"Ellos nos dan el remedio definitivo para nuestra peor enfermedad, el pecado; y nos alimentan para llegar al destino final, el Cielo".
"Vayamos siempre decididos, entonces, a la misión. Es el propio Señor quien nos manda, a través de la Iglesia".
"Y que María Santísima, Esperanza del mundo, nuestra compañera del camino, sea nuestro auxilio cuando flaqueen las fuerzas, y pretenda atropellarnos el desánimo", concluyó el P. Viña.