El presidente de la Conferencia Episcopal de Paraguay (CEP), Mons. Adalberto Martínez Flores, relató la dramática situación que vive su país por la pandemia del COVID-19, especialmente por la ineficiencia de los hospitales ante la demanda y la falta de vacunas.
En entrevista a Vatican News, Mons. Martínez dijo que a los obispos les "preocupa la ineficacia y la falta de respuesta a la gran cantidad de demanda que existe en los hospitales".
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"Si bien éramos conscientes del estado crítico de nuestro sistema sanitario, con esta pandemia nos hemos percatado cuán importante es destinarle al área la atención prioritaria como Estado. Nos dimos cuenta qué grave y catastrófica resulta la atención cuando se omite o simplemente no se prioriza la atención con buenos recursos, tecnología de primer nivel, personal médico capacitado y bien remunerado", comentó.
Asimismo, dijo que les "duele profundamente ver a nuestra gente correr angustiados a los hospitales y luego a los diversos centros de ayuda social, donde muchas veces y tristemente reciben como respuesta 'no tenemos'".
Paraguay es uno de los países con mayor cantidad de muertes por millón de habitantes en la región. Las últimas cifras oficiales señalan un total de 428.743 positivos de COVID-19 en el país, 13.346 fallecidas por la enfermedad, 380.290 recuperados y 819.644 personas vacunadas.
Según las cifras de Our World in Data del 24 de junio, un 6,8% de los cerca de siete millones de paraguayos cuenta con al menos una dosis y apenas un 1,83% tiene el ciclo de vacunación completo.
CNN informó la semana pasada que Paraguay recibirá una donación de Estados Unidos de un millón de vacunas de Pfizer, que serán entregadas en las próximas semanas.
Asimismo, a través del mecanismo Covax, el país ha recibido hasta ahora 304.800 dosis, pero aún falta ser enviadas 3.975.800 dosis más.
Mons. Martínez dijo a Vatican News que "la mayoría de las vacunas que ha recibido el Ministerio de Salud proviene de donaciones de países aliados, pero son muy pocas las que llegaron hasta ahora".
"En varias ocasiones hemos escuchado que próximamente arribarían a nuestro país más dosis, pero hasta el momento no pasa de ser una promesa con mucho ruido en los medios de comunicación", agregó el también Obispo de Villarrica.
Para el Prelado, Paraguay es una de las naciones más necesitadas y "nos urge tener inmunidad de rebaño", ya que "cada vida es importante, cada vida representa a un ser querido, representa lo más valioso para la Iglesia".
"Nuestra población necesita ser inmunizada de manera inmediata, ya hemos perdido a muchos compatriotas, hay familias enteras que se nos fueron, hay niños huérfanos que van a crecer sin el amparo de su mamá y papá, hay muchos quienes han quedado con secuelas físicas y psicológicas, la condición económica de muchos es paupérrima y esta condición deber ser un sonido de alarma para las autoridades nacionales y los organismos internacionales", dijo.
En ese sentido, el Obispo reiteró que las "autoridades, empresas farmacéuticas y organizaciones internacionales" deben escuchar y responder "al imperativo moral de hacer accesible la vacuna y la atención de salud a los sectores sociales más desprotegidos y a la población más vulnerable".
Otro aspecto que le preocupa a la Iglesia en Paraguay, explicó Mons. Martínez, es la "angustia y desesperación de la gente por la falta de medicamentos en los hospitales y el excesivo costo en el mercado".
"La mayoría de nuestra gente humilde no tiene posibilidad de costear el alto volumen de gasto que representa la enfermedad estando o no internado, porque no todos tienen un trabajo estable, algunos trabajan por su cuenta, lo que implica que con el aislamiento eso se agravó y además la alta demanda generó que los precios de medicamentos se eleven exageradamente", explicó.
Mons. Martínez dijo que si bien en los primeros meses de 2020 la gente acató el aislamiento, al poco tiempo se necesitaba "volver a trabajar para alimentar a la familia".
"Pasaron los días y las condiciones sanitarias mejoraron relativamente, pero no era suficiente ni eficaz. Sumado a todo eso, se evidenciaron varios hechos de corrupción y el retraso de las vacunas", resaltó.
"Entonces, cuando nuestras autoridades promovieron como estrategia un nuevo aislamiento, no resultó. Ahora la gente sale a trabajar, no hay otra alternativa, sale y corre el riesgo de contagiarse y contagiar a la familia", dijo.
El presidente de los obispos paraguayos dijo que lo que más les preocupa "es el sufrimiento de la gente, la pérdida de la dignidad de aquel hijo, aquella mamá, aquel papá que, en el mejor de los casos vende hasta lo último que tiene de valor material para luchar por su ser querido y verlo recuperado, pero hemos sido testigos de que muchos de ellos se nos fueron a pesar de todo".
"En esta mención también recordamos a muchos de nuestros sacerdotes, sentimos un profundo pesar porque hemos perdido a varios de ellos", añadió.
Mons. Martínez señaló que desde la Iglesia se reza "diariamente para que las condiciones mejoren, por el alma de aquellos fallecidos, por la recomposición, sobre todo espiritual de las personas que en esta pandemia han perdido a un miembro de su familia".
"Exhortamos, como lo hemos hecho en varias ocasiones, a nuestras autoridades nacionales a no perder más vidas humanas, pedimos encarecidamente priorizar la salud y eso implica necesariamente destinar la mayor cantidad de recursos del estado, tanto material como talento humano, para atender esta urgencia", concluyó.