El Papa Francisco recibió este 25 de junio a representantes de la Federación Luterana Mundial a quienes animó a rezar por la unidad de los cristianos y a recorrer "el camino del conflicto a la comunión".
En su discurso, el Santo Padre recordó su visita a Suecia en octubre de 2016 en la que participó en una oración ecuménica conjunta en la Catedral luterana de Lund y añadió que "en esa inolvidable etapa ecuménica experimentamos la fuerza evangélica de la reconciliación, atestiguando que a través del diálogo y el testimonio compartido ya no somos extraños. Ya no somos extraños, sino hermanos".
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Luego el Papa citó las palabras de San Pablo en la Carta a los Efesios: "Un solo cuerpo, un solo bautismo, un solo Dios", y reflexionó en la Confessio Augustana para subrayar "la fe en el Dios uno y trino" refiriéndose específicamente al Concilio de Nicea.
"El credo de Nicea es una expresión de fe vinculante no sólo para los católicos y los luteranos, sino también para nuestros hermanos ortodoxos y para muchas otras comunidades cristianas. Es un tesoro común: esforcémonos para que el 1700 aniversario de ese gran Concilio, que se cumplirá en 2025, dé un nuevo impulso al camino ecuménico, que es un don de Dios y para nosotros un camino irreversible", afirmó el Papa.
Al referirse al concepto de "un solo bautismo" el Pontífice animó "a todos los que están comprometidos en el diálogo católico-luterano a proseguir con confianza en la oración incesante, en el ejercicio de la caridad compartida y en la pasión por la búsqueda de una mayor unidad entre los diversos miembros del Cuerpo de Cristo".
Asimismo, el Santo Padre agradeció a los presentes por obsequiarle una patena y un cáliz que fueron realizados en los talleres de la Comunidad de Taizé y alentó a continuar "en el servicio a la causa de la unidad, por la que el Señor oró y ofreció su vida".
Por último, el Papa los invitó a "mirar con humildad espiritual y teológica las circunstancias que condujeron a las divisiones, confiando en que, si bien es imposible deshacer los tristes acontecimientos del pasado, es posible releerlos dentro de una historia reconciliada".
Antes de finalizar el encuentro, el Santo Padre rezó un Padre Nuestro con los presentes, cada uno recitó la oración en su idioma natal.