El Cardenal Paul Poupard, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, inauguró esta mañana en el Vaticano la Asamblea Plenaria sobre el tema “La fe cristiana al alba del nuevo milenio y el desafío de la increencia y de la indiferencia religiosa”.
En la reunión, que se celebra del 11 al 13 de marzo, participan 55 personas de todos los continentes entre miembros, consultores, y oficiales del Dicasterio.
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Tras la apertura del evento, se presentaron los resultados de una encuesta mundial sobre la incredulidad y la indiferencia religiosa en el mundo realizada por el Pontificio Consejo. “No es verdad que el ateísmo está creciendo en el mundo. Del ateísmo militante y organizado de otros tiempos se ha pasado a una situación de indiferencia práctica, de pérdida de importancia de la cuestión de Dios, y de abandono de la práctica religiosa, sobre todo en el mundo occidental. Sin embargo, no se trata de un abandono de la creencia en Dios”, afirma una nota de prensa.
Según el Cardenal, “no se trata de seguir examinando el problema de la pérdida o no pérdida de la fe, sino de dar respuestas concretas. No somos sociólogos sino pastores”.
“La increencia no está aumentando en el mundo. Es un fenómeno ligado sobre todo al mundo occidental. No está ligado al mundo asiático, latinoamericano o africano, y mucho menos al musulmán”, agregó el Purpurado.
“El ateísmo militante –continuó– está en retroceso y no ejerce ninguna influencia pública, a excepción de los regímenes en los que todavía está en vigor un sistema político ateo. Se observa, sin embargo, el despertar de un cierto laicismo militante, especialmente en Europa”.
El Cardenal añadió que “está en crecimiento la indiferencia religiosa o el ateísmo práctico. Agnósticos y creyentes no practicantes tienden a confundirse en un ambiente en el que se vive de hecho como si Dios no existiera”.
“El ateísmo y la increencia, fenómenos típicamente masculinos, urbanos y propios de personas con un nivel cultural medio-alto en el pasado, se extienden hoy también a las mujeres que trabajan fuera de casa: entre ellas, la increencia aumenta y alcanza niveles casi iguales a los de los hombres”, resaltó el Purpurado.
Finalmente, el Cardenal informó que “disminuye por doquier el número de personas que van regularmente a la iglesia. Esto no significa un aumento de la increencia, sino más bien la transformación de la práctica religiosa y del modo de creer: creer sin pertenecer”.
“Crece también una nueva búsqueda más espiritual que religiosa, que no siempre coincide con el regreso a las prácticas religiosas tradicionales”, concluyó.