El Obispo de Ciudad Quesada (Costa Rica), Mons. José Manuel Garita Herrera, llamó a los fieles a no esconder su fe en lo privado, sino a vivirla públicamente y compartirla con los demás siguiendo la enseñanza de la Iglesia Católica.
El 15 de junio, Mons. Garita publicó en su programa "Fermento" un mensaje titulado "El papel de los creyentes", en el que recordó que el Catecismo de la Iglesia Católica llama a los fieles a "confesar su fe bautismal delante de los hombres".
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El Prelado explicó que "la fe no es algo para esconder en lo privado, pues la fe es una experiencia viva que nos impulsa y nos anima a compartir con otros el acontecimiento de Jesucristo, muerto y resucitado, que se entregó por nosotros para darnos la salvación".
Además, recordó que en su II Carta Pastoral titulada "Dichosos los que crean sin haber visto", ya había señalado que "los valores de la fe deben impregnar el corazón y la mente de todos los bautizados", pues "solamente así sus palabras y sus obras serán creíbles, dignas de fe, coherentes y capaces de cuestionar los actuales paradigmas de la identidad de la persona".
Mons. Garita lamentó que en la actualidad "no son pocos los llamados católicos que practican o predican cosas contrarias al Magisterio", y señaló que "no se entiende un católico que no esté en verdadera comunión con la Iglesia y con su enseñanza".
Frente a esta realidad, el Prelado recordó que San Juan Pablo II enseñó en su encíclica Redemptoris Missio que "todos los fieles laicos deben dedicar a la Iglesia parte de su tiempo, viviendo con coherencia la propia fe".
Mons. Garita aconsejó a los fieles que "cuando corrientes e ideologías del mundo nos mueven a apagar o esconder la fe, o a vivirla solo en el ámbito de lo privado, debemos recordar que podemos y debemos vivirla y profesarla en el ámbito público".
Afirmó que los católicos pueden hacerlo "no solo por la convicción de nuestras creencias, sino porque se trata de un derecho humano fundamental en virtud de la libertad religiosa"; y recordó que el Papa Francisco enseñó en su encíclica Fratelli tutti que la fe mueve al católico a ser testigo del amor de Cristo con toda la humanidad.
"La fe colma de motivaciones inauditas el reconocimiento del otro, porque quien cree puede llegar a reconocer que Dios ama a cada ser humano con un amor infinito y que con ello le confiere una dignidad infinita. A esto se agrega que creemos que Cristo derramó su sangre por todos y cada uno, por lo cual nadie queda fuera de su amor universal", dijo el Santo Padre.
"Si nos consideramos testigos" del Amor de Cristo "podríamos hacer grandes contribuciones a la sociedad, en el respeto a la dignidad humana, en la búsqueda del bien común, en la práctica del amor solidario como lo realizaron los primeros cristianos que se reconocían por sus gestos y desprendimiento, porque se mantenían unidos y testigos de su fe", dijo Mons. Garita.
Entonces, "tener esa correspondencia entre lo que creemos y lo que hacemos es lo que nos permitirá mostrarnos como testigos verdaderos del amor de Jesucristo; nos permitirá mostrar la Iglesia que él edificó, en la cual, nosotros, como sus miembros, estamos llamados a predicar la Buena Noticia con palabras y con obras", subrayó.
Finalmente, el Prelado recordó las palabras del Papa Emérito Benedicto XVI escritas en su encíclica Deus caritas est (Dios es Amor) para explicar que la propia decisión de ser cristiano no surge de una mera idea, sino que nace del encuentro con Cristo, que es el Amor, y que por tanto, Él es el origen de nuestra fe confesada en el Bautismo.
"Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva", escribió Benedicto XVI.
"Nosotros, los católicos, no creemos en algo, creemos en alguien, ese alguien es Jesucristo, a quien confesamos como nuestro Señor y Salvador", subrayó Mons. Garita.
"Que el Dios de la vida nos ayude a ser valientes, decididos y coherentes en la vivencia y testimonio de nuestra fe; que podamos manifestar la opción por el Evangelio y seamos verdaderos testigos de la enseñanza salvífica que hemos recibido desde el momento del Bautismo", concluyó.