Los monjes y religiosas benedictinos que atienden el primer viñedo papal en Francia venden sus vinos para recaudar fondos para las familias de los viticultores locales, que han sido afectados por la pandemia de COVID-19.
Las Abadías de Le Barroux, ubicadas en una colina en el valle del Ródano, trabajan junto con la comunidad local, dedicada a la elaboración de vinos, para cultivar las tierras fundadas como viñedo por el Papa Clemente V en 1309.
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Los monjes esperan vender 15 mil botellas de su vino "Via Caritatis" este mes para ayudar a la comunidad, que ha sido gravemente afectada por la disminución de las ventas como consecuencia de la pandemia de COVID-19.
Créditos: Abadía de Le Barroux
El P. Michael, un estadounidense que ha sido parte del monasterio francés durante más de 30 años, señaló a CNA – agencia en inglés del Grupo ACI - que alrededor de 80 familias dependen directamente de la viña para su sustento.
"Ellos trabajan duro. Están en condiciones difíciles. Su vino en el pasado no era reconocido por sus características, un vino de muy alta calidad, por lo que simplemente no estaban ganando suficiente dinero para sobrevivir", agregó.
El sacerdote indicó que estas familias hacen buen vino y señaló que el monasterio pudo ayudarlos a salir de una situación que por sí solos no hubieran podido enfrentar.
Créditos: Abadía de Le Barroux
Con la ayuda de Philippe Cambie, que ha sido reconocido como uno de los mejores enólogos -experto en el estudio del vino y su elaboración-, del mundo, los monjes han podido crear mezclas que producen vinos premiados a partir de la combinación de pequeñas parcelas de tierra propiedad de productores locales con el viñedo de la abadía.
La bodega benedictina Via Caritatis vende vinos tintos, blancos y rosados que se envían a Estados Unidos y a otras partes de Europa. El P. Michael señaló que eligieron el nombre para su bodega porque "el vino es un símbolo de la caridad", especialmente la de Cristo que se dio a sí mismo por la salvación de la humanidad.
Además, indicó que, de acuerdo a la regla de San Benito, los monjes se sostienen a sí mismos mediante el trabajo manual, en el que se esfuerzan para que sea lo más productivo posible, con el fin de ser capaces de no depender de los demás y "producir lo suficiente para poder dar caridad a los pobres".
"Damos parte de nuestros ingresos, todos los años, a organizaciones benéficas", agregó.
Créditos: Abadía de Le Barroux
El P. Michael señaló que a menudo trabaja con el tractor, que puede ser traicionero en la pendiente empinada, pero también le gusta el trabajo de podar el viñedo en la calma del invierno.
"Cada parte tiene su propio encanto, es decir, cada obra es diferente porque trabajas en el viñedo todo el año, y cada mes hay algo diferente que hacer", resaltó.
El monje indicó que ve un significado espiritual en la producción de vino y resaltó que "una botella de vino no es solo algo que el hombre usa para nutrir su cuerpo".
Créditos: Abadía de Le Barroux
"Si Cristo eligió el vino para transformarlo en su sangre, es por una razón", señaló. "Así que el vino es algo material, pero es algo que Cristo llama a ser transformado en algo espiritual", agregó.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.