La Diócesis de Sokoto (Nigeria) anunció la liberación del P. Joe Keke, uno de los dos sacerdotes que fue secuestrado cuando hombres armados no identificados atacaron la iglesia San Vicente Ferrer del estado de Katsina el pasado 20 de mayo.
"Queridos padres, hermanas y todo el pueblo de Dios, esto es para anunciar oficialmente que el P. Joe Keke ha sido recibido de manos de sus secuestradores. Agradecemos a Dios por su oración", indicó el P. Chris Omotosho, director de Comunicaciones de la Diócesis de Sokoto el jueves 3 de junio.
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Lamentablemente, el otro sacerdote que lo acompañaba, el P. Alphonsus Bello de 33 años, fue asesinado y su cuerpo hallado en una tierra de cultivo el viernes 21 de mayo.
El P. Omotosho indicó que el sacerdote liberado está recibiendo medicación. Además pidió seguir orando por él y por "el alma del P. Alphonsus Bello".
Tras el ataque del 20 de mayo, se inició una búsqueda del P. Keke bajo el liderazgo de la diócesis y pidiendo solidaridad espiritual.
En una entrevista con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Obispo de Sokoto, Mons. Matthew Kukah, dijo que estaba en contacto con los responsables del secuestro.
"Tenemos a una de nuestras personas negociando con ellos, pero es una experiencia dolorosa, a menudo traumática, debido a las formas inhumanas en que hablan y las amenazas que hacen. Nuestra única arma es la oración", dijo Mons. Kukah a ACN el 26 de mayo.
"La muerte del P. Bello es parte de las pérdidas sin sentido e interminables que se han apoderado de nuestra nación. Todos estamos literalmente bajo la espada en Nigeria, un país que está siendo consumido por una horda bárbara de la humanidad", añadió Mons. Kukah, según ACI África, agencia del Grupo ACI.
El secuestro del P. Keke y el asesinato del P. Bello, que fue enterrado el martes 1 de junio, son los incidentes más recientes de una serie de ataques que han tenido como blanco a instituciones y miembros de la Iglesia en Nigeria.
El 30 de marzo de este año, el P. Ferdinand Fanen Ngugban y otras seis personas murieron tras el ataque a la parroquia St. Paul Ayetwar de la Diócesis de Katsina.
El 17 de mayo, un sacerdote católico de la Arquidiócesis de Kaduna fue secuestrado con otras diez personas cuando hombres armados invadieron la comunidad de Kadaje en el área de gobierno local de Kachia (LGA) del estado de Kaduna, un incidente en el que ocho personas perdieron la vida.
El 19 de mayo, según informes, unos bandidos atacaron la comunidad de Ungwan Gaida en Chukun LGA, incendiaron un edificio de la Iglesia de la Asamblea de Dios y mataron a ocho personas.
Los obispos católicos han expresado su preocupación por los altos niveles de inseguridad en el país y han pedido acciones urgentes para salvar la situación.
En un comunicado emitido el 11 de mayo, los obispos católicos de las provincias eclesiásticas de Onitsha y Owerri en Nigeria dijeron que la nación de África occidental está en "gran peligro" y que se requiere una acción urgente para abordar los altos niveles de inseguridad.
"El estado de Nigeria en diferentes partes de nuestro país con tanta violencia, inseguridad y ansiedad es una fuente de gran preocupación para nosotros los obispos", señalaron.
"Estamos hablando con ustedes, nuestro pueblo en varios niveles de gobierno y en todo el país, para ver que esta nación está en gran peligro a menos que traigamos un nuevo espíritu, un nuevo enfoque", añadieron.
En la celebración de la Misa de Vigilia antes del entierro del P. Alphonsus Bello, Mons. Kukah culpó al gobierno nigeriano de laxitud a la hora de garantizar la seguridad de los ciudadanos y pidió a los miembros del ejecutivo que reconsideren su juramento en el cargo.
"No hay ningún lugar del mundo donde la gente muera como en nuestro país. En ningún lugar del mundo se manifiesta la barbarie y el trato a la vida humana como en Nigeria", se lamentó el obispo en su homilía del lunes 31 de mayo.
"Creo que el presidente de Nigeria y algunos de los gobernadores pueden dirigirse a los nigerianos y decirles: compañeros nigerianos, he jurado que no los protegeré. No te protegeré de invasores extranjeros, no te protegeré para que no te maten. No te protegeré de ser secuestrado, no te protegeré de los bandidos, no te protegeré de los secuestradores", añadió.
El Obispo de 68 años dijo que "como cristianos, no importa la turbulencia en la que vive nuestra sociedad, debemos cumplir las promesas de Dios. Como cristianos, nos recordamos a nosotros mismos que solo la sangre purificadora de Jesucristo nos ofrece esperanza".
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en ACI África.