El Arzobispo de Kaduna (Nigeria), Mons. Matthew Man-oso Ndagoso, llamó a los fieles de África Occidental a orar por el "arrepentimiento y conversión" de los asesinos del P. Alphonsus Bello.
El 1 de junio, Mons. Ndagoso, de 61 años, ofició la Misa funeral del P. Bello en la iglesia Nuestra Señora de los Apóstoles en la Arquidiócesis de Kaduna.
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El sacerdote nigeriano fue asesinado el 20 de mayo por hombres armados. Su cuerpo sin vida fue hallado en la tierra de cultivo detrás de la Catechetical Training School, ubicada en la localidad de Malunfashi, estado de Katsina.
El P. Bello, sacerdote fidei donum de 33 años, era miembro del clero de la Arquidiócesis de Kaduna. Sus asesinos asaltaron la parroquia San Vicente Ferrer, de la Diócesis de Sokoto, donde se desempeñaba como párroco.
Ese día los delincuentes también secuestraron al P. Joe Keke. El Obispo de Sokoto, Mons. Matthew Kukah, se encarga de las negociaciones para su liberación. El 31 de mayo, en la Misa de Vigilia del P. Bello, Mons. Kukah culpó al gobierno de ser laxo para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
En su homilía, Mons. Ndagoso dijo que "estamos aquí para orar por el arrepentimiento y la conversión de los perpetradores de estos atroces crímenes". "Oren para que Dios les dé a las víctimas de estas acciones delictivas y sus seres queridos, la gracia de perdonar, para que no se conviertan en víctimas dos veces", agregó.
El Prelado dijo que "por doloroso que sea, si no queremos seguir siendo víctimas para siempre, tenemos que dar el paso correcto para avanzar; es decir, perdonar a quienes nos han hecho esto aunque no los conozcamos".
Mons. Ndagoso aseguró que las personas que practican el perdón se convierten en "verdaderos discípulos de nuestro Maestro, que no solo oraron por el perdón de sus verdugos, sino que también les dieron excusas".
Al respecto, el Prelado citó la oración de Jesús por los que estaban detrás de su crucifixión: "Él oró: 'Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen'", y explicó que "el asesino del P. Alphonsus y muchos otros como ellos, no saben lo que hacen".
Sin embargo, aclaró que "no podemos hablar de perdón genuino, reconciliación y paz sin antes que nada trabajar por la justicia y el juego limpio para todos". "Una situación en la que ciudadanos iguales son tratados de manera desigual debido a su afiliación étnica, religiosa, política y social, no es un buen augurio para la paz y la coexistencia pacífica", subrayó.
El Prelado se refirió a la "Constitución Pastoral Gaudium et Spes, Sobre la iglesia en el Mundo Actual" y explicó que "la paz, como nos dicen los padres del Concilio Vaticano II, es el fruto de la armonía construida por el Creador en la sociedad humana, y es propiciada por hombres y mujeres que se esfuerzan por lograr una justicia aún más perfecta".
Sobre el tema, el Prelado reconoció que los sacerdotes de Nigeria "viven tiempos difíciles e incluso aterradores", pues "estamos sometidos a todo tipo de penurias, pero nunca angustiados".
"No vemos salida, pero nunca desesperamos. Nos persiguen, pero nunca nos detienen. Estamos derribados, pero todavía tenemos algo de vida en nosotros. Llevamos con nosotros, en nuestro cuerpo, la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también sea visible en nuestro cuerpo", dijo.
Durante su discurso, Mons. Ndagoso se dirigió al clero y dijo que en medio de los desafíos en el ministerio sacerdotal, "estén seguros de esto: el Dios que nos llamó y nos confió Su obra está con nosotros, porque Él es Emmanuel. Y esta es su garantía para cada uno de nosotros".
Luego, pidió a los agentes de seguridad de Nigeria que "despertaran de su letargo" y persiguieran a los "fanáticos religiosos, bandidos, secuestradores, terroristas, pastores con AK47 y oportunistas que son criminales en todos los sentidos de la palabra, al matar y mutilar nigerianos inocentes, independientemente de la religión, la etnia y las inclinaciones políticas".
También, reconoció con aprecio el papel de los agentes de seguridad nigerianos, que a menudo arriesgan sus vidas para cuidar al pueblo de Dios. "Sin ellos la situación habría sido peor", dijo.
"Siempre hay margen de mejora. Nuestros agentes de seguridad deben trabajar más duro, especialmente, en el área de recopilación, intercambio y vigilancia del servicio de inteligencia", dijo Mons. Ndagoso, e instó al Gobierno de Nigeria a invertir en el personal de seguridad del país.
El Prelado señaló que "el gobierno debería, necesariamente, invertir más en esta área, equipándolos adecuadamente y atendiendo bien sus necesidades esenciales para motivarlos", y dijo que sin la seguridad adecuada, la infraestructura que posee el país no sería de utilidad.
"Estas infraestructuras solo pueden ser útiles cuando hay paz y seguridad que permitan movimientos libres y seguros", dijo. "La protección de la vida humana y la seguridad de la propiedad son de suma importancia para el país hoy, más que cualquier otra cosa", concluyó.
Traducido y adaptado por Cynthia Pérez. Publicado originalmente en ACI África.