El Arzobispo de París (Francia), Mons. Michel Aupetit, lamentó y condenó los ataques que sufrieron los católicos que participaban en una procesión que conmemoraba a los mártires de la ciudad que murieron en el siglo XIX.
Mons. Aupetit condenó "la ira, el desprecio y la violencia" contra unos 300 católicos, entre los que había niños y ancianos, que participaban en la "Marcha de los Mártires".
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Esta "Marcha de los Mártires" se celebró en la capital francesa el sábado 29 de mayo con motivo de los 150 años de los mártires católicos que murieron en la Comuna de París.
La Comuna de París fue una insurrección de corta duración contra el gobierno francés. Sus líderes izquierdistas anticlericales controlaron la ciudad del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871. Cuando el ejército francés aplacó la revuelta, los comuneros ejecutaron a sus rehenes, entre los que estaba el Arzobispo de París, Mons. Georges Darboy.
La marcha comenzó en la plaza de la Roquette, donde fue ejecutado Mons. Darboy, y estaba previsto que terminara en la iglesia de Notre Dame des Otages, construida en honor de estos mártires asesinados en mayo de 1871. Sin embargo, debido al enfrentamiento violento, tuvo que terminar antes.
Mons. Aupetit mostró su preocupación ante que "lo que predicamos, un Dios de amor, pueda despertar tanto odio, tanta ira", por eso aseguró que "hubo una demostración de ira, desprecio y violencia".
El Arzobispo de París también aseguró que "el Señor nos prometió que habría violencia, no porque nosotros seamos seres violentos, sino recordándonos lo que han vivido nuestros hermanos aquí, estos mártires, quienes según los informes de la época, nunca respondieron enojo frente a enojo, odio frente a odio; sino al contrario, un corazón pacífico que perdonó".
Según el semanario católico francés Famille Chrétienne, los participantes de la procesión sufrieron burla y silbidos antes de comenzar y, pocos minutos después de que iniciaran el recorrido previsto, un grupo de 10 hombres agredieron físicamente a los participantes de la procesión rompiendo las banderas que portaban y lanzando algunos objetos.
Un vídeo publicado en redes sociales mostró a violentos de extrema izquierda vestidos de negro golpeando a los participantes de la procesión.
Posteriormente, unos 50 violentos bloquearon la procesión en las inmediaciones de la iglesia de Notre Dame de la Croix de Ménilmontant. Los organizadores pidieron a los participantes de la procesión que se refugiaran en la iglesia, donde el Obispo Auxiliar de París, Mons. Denis Jachiet, decidió dar por finalizada la procesión para evitar daños mayores, a pesar de que no había llegado a su destino final, la iglesia de Notre Dame des Otages.
Según los informes, dos ancianos sufrieron daños leves, uno de ellos requirió puntos de sutura por una lesión en la cabeza.
El organizador del evento declaró al diario Le Figaro: "Esperamos y oramos hasta que la policía nos sacó", y subrayó que tanto las madres como los niños "estaban en estado de shock".
Karine Dalle, portavoz de la Archidiócesis de París declaró a Famille Chrétienne que el incidente fue "surrealista", "una violencia totalmente gratuita, es triste ver cómo 150 años después de la Comuna, algunas personas explotan una simple conmemoración pacífica, sobre todo porque esta manifestación no tuvo connotaciones políticas", aseguró.
El ministro del interior francés, Gérald Darmanin, también condenó el ataque y a través de su cuenta de Twitter aseguró que "en París los católicos fueron atacados por individuos violentos en una procesión. La libertad de culto debe ejercerse con total serenidad en nuestro país".
Traducido y adaptado por Blanca Ruiz. Publicado originalmente en CNA.