Con el objetivo de ayudar a los migrantes más necesitados en el país, la Arquidiócesis de Buenos Aires realizó en numerosas parroquias de la ciudad la Colecta Arquidiocesana de Ayuda al Migrante.
El Padre Mario W. Videla, Director del Departamento de Migraciones del Arzobispado, explicó que “desde hace más de 10 años la Arquidiócesis de Buenos Aires realiza una obra de servicio, asistencia y atención del hermano migrante, a través del Departamento de Migraciones”.
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La Arquidiócesis “ha desarrollado un trabajo orgánico de comunión y participación con las diferentes obras de la Iglesia, a través de sus instituciones y organismos que buscan juntos la realización plena de las personas. Logrando así poder ayudar en diferente realidades a los migrantes más necesitados, brindándoles, en muchos casos la solución a sus necesidades básicas”, afirmó el sacerdote.
Asimismo –agregó–, “la promoción y formación de colaboradores pastorales ha sido, y es una de las prioridades del Departamento de Migraciones. Durante los dos últimos años se realizaron diez cursos de formación. Cada uno de ellos persiguió la necesidad de sensibilizar y capacitar a los verdaderos protagonistas del encuentro cultural que sucede día a día en nuestras parroquias u organismos eclesiales”.
El presbítero resaltó que “la sensibilización de los diferentes sectores de nuestra sociedad, de sus autoridades y comunidades, con el objeto de humanizar la percepción del fenómeno migratorio, a fin de poder asumir actitudes y comportamientos éticos de justicia solidaria, fue un compromiso cotidiano que a través de un trabajo en común con otras organizaciones civiles y gubernamentales, se llegó a obtener una nueva ley de migraciones”.
Por otro lado, el P. Videla reconoció “la participación activa y programada de los laicos en la defensa y lucha a favor de los derechos humanos, por una justa y verdadera ciudadanía, nos ha llevado a trabajar contra todo prejuicio y marginalización. Así, algunos migrantes que habiéndose capacitado son hoy los referentes de sus connacionales allí donde viven, en la villa o en el barrio”.
“Los jóvenes tampoco son ajenos a esta pastoral migratoria. Ellos se sensibilizan con toda la realidad del migrante, logrando crear instancias de encuentros, de formación de otros jóvenes. Tiempos de misión, que se transforman en ofrecimientos de comprensión de solidaridad”, añadió el sacerdote.
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