En la vigilia de la Solemnidad de Pentecostés, el Papa Francisco alentó a "ser testigos del amor de Dios" en un video mensaje dirigido los participantes de una vigilia de oración de Pentecostés que se realizó este sábado en Jerusalén para rezar por la paz entre israelíes y palestinos.
La iniciativa fue realizada por "Charis" el organismo que agrupa la renovación carismática católica que depende del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, a través de una comisión a favor de la unidad de los cristianos.
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"Hermanos y hermanas, la noche de hoy puede ser una profecía, puede ser el comienzo del testimonio que nosotros los cristianos, juntos, tenemos que dar al mundo: ser testigos del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado", afirmó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre recordó que "esta noche miles de cristianos levantamos juntos, desde los rincones de la tierra, la misma oración: ¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven, Espíritu de amor y cambia la faz de la tierra y cambia mi corazón!".
Al reflexionar en el relato de Pentecostés del Libro de los Hechos de los Apóstoles, el Papa destacó que "el Espíritu Santo que Jesús promete después de su Resurrección, desciende con poder sobre María y los discípulos, transformando para siempre sus vidas y toda la historia".
Luego, el Santo Padre señaló que el relato describe que en la comunidad de los creyentes en Jesús: "nadie pasaba necesidad porque tenían todo en común" y la gente decía de ellos: "mira cómo se aman".
Ante eso, el Papa lamentó "qué triste es cuando se dice de los cristianos: miren cómo se pelean" y cuestionó: "¿Puede el mundo hoy decir de los cristianos, de ellos: 'miren cómo se aman' o pueden decir con verdad, 'miren cómo se odian' o 'miren cómo se pelean'?".
"¿Qué nos pasó? Hemos pecado contra Dios y contra nuestros hermanos. Estamos divididos, hemos roto en mil pedazos lo que Dios ha hecho con tanto amor, compasión y ternura. Todos, todos, necesitamos pedir perdón, al Padre de todos, y también necesitamos perdonarnos a nosotros mismos", advirtió.
En este sentido, el Santo Padre indicó que "si siempre ha sido necesaria la unidad de los cristianos en el amor mutuo, hoy es más urgente que nunca. Miremos el mundo: la peste, efecto no solo de un virus sino del egoísmo y de la codicia que hacen que cada vez los pobres sean más pobres, y los ricos más ricos. La naturaleza está llegando al límite de sus posibilidades por la acción depredadora del hombre. Sí, el hombre a quien Dios le confió cuidar y hacer fructificar la tierra".
Por ello, el Papa exhortó a hacer realidad "el testimonio de la primera comunidad cristiana: 'miren cómo se aman'. ¡Salgan juntos a contagiar el mundo! Dejémonos cambiar por el Espíritu Santo para poder cambiar el mundo" porque "Dios es fiel, no retira nunca sus promesas".
La vigilia de oración ecuménica se llevó a cabo en la iglesia anglicana de Christ Church en Jerusalén.