La violencia, el terrorismo, la pobreza, el hambre y otras formas de injusticia y desigualdad social y económica son desafíos que afectan a todos, sobre todo debido a la crisis sanitaria del coronavirus, pero que afectan especialmente a los territorios insulares.
Así lo afirmó el Papa Francisco este viernes 21 de mayo en una carta remitida al Cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral, con motivo de la conferencia online "Construir la fraternidad, defender la justicia. Retos y oportunidades para los pueblos insulares".
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En su carta, el Santo Padre confía en que esta cita ofrezca "una oportunidad para que los creyentes, los líderes gubernamentales y los miembros de la sociedad civil en general, especialmente los jóvenes, aborden los desafíos particulares a los que se enfrentan los pueblos insulares".
Los desafíos a los que se refirió el Papa perjudican a todos, "pero en particular a las mujeres y los niños".
"También es preocupante el hecho de que muchos pueblos insulares están expuestos a cambios medioambientales y climáticos extremos, algunos de los cuales son resultado de una explotación desenfrenada de los recursos naturales y humanos".
Como consecuencia, "están sufriendo no sólo un deterioro medioambiental, sino también un deterioro humano y social que pone cada vez más en peligro la vida de los habitantes de estos territorios insulares y marítimos".
Por ello, mostró sus deseos de que la Conferencia "contribuya al desarrollo de políticas prácticas internacionales y regionales encaminadas a hacer frente a estos retos con mayor eficacia y a reforzar la conciencia de la responsabilidad de todos en el cuidado de nuestra casa común".
"En estos meses de pandemia, somos cada vez más conscientes de nuestra fragilidad y, en consecuencia, de la necesidad de una ecología integral que pueda sostener no sólo los ecosistemas físicos sino también los humanos".
Finalmente, el Papa Francisco afirmó que "una actitud solidaria y respetuosa con cada persona, creada a imagen y semejanza de Dios es aún más necesaria para unir el amor sincero a nuestros hermanos con un compromiso inquebrantable para resolver los problemas ambientales y sociales que afectan a quienes viven en zonas insulares y marítimas".