Con ocasión del Día del Maestro, que se celebra en México cada 15 de mayo, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ofreció a los docentes "nuestra oración, acompañamiento y solidaridad".
"Imploramos la protección maternal de Santa María de Guadalupe, quien nos enseña caminos de diálogo y encuentro en Jesús Divino Maestro, para y en el servicio de nuestros hermanos, particularmente de los más vulnerables", expresaron los obispos mexicanos.
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En su mensaje, la CEM aseguró que "es tiempo de escuchar a los maestros; no se puede obviar su palabra. Ellos son la figura central del servicio que presta cualquier escuela".
"Ellos están en contacto directo con la realidad, pero además, en comunicación cotidiana con todos los agentes del proceso educativo, empezando por los primeros responsables de él, que son los padres y madres de familia", indicó.
Tras destacar que la pandemia de COVID-19 "ha significado un enorme desafío", los obispos mexicanos exhortaron "de corazón a las y los docentes a seguir ampliando los caminos de comunicación con los padres y madres de familia, con los directivos, y, sobre todo, con los mismos estudiantes".
"Las presentes circunstancias han profundizado, una vez más, la enorme brecha de desigualdad que existe en cuanto a personal, instalaciones y herramientas tecnológicas suficientes para la labor educativa", señalaron, por lo que indicaron que es "crucial que todos colaboremos para dignificar las condiciones del ámbito educativo nacional".
"Es urgente promover ya una acción educativa bidireccional, ya sea presencial -en la medida de lo prudente-, o híbrida, para entrar en comunicación con los alumnos", añadieron.
Los obispos subrayaron que "la prioridad, como marca nuestra Constitución, debemos ponerla en la atención a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes".
Además, indicaron que "los maestros necesitan más que vacunas, que son sólo un punto de partida. Necesitan formación para acompañar la situación emocional y apuntalar el carácter de sus alumnos".
La CEM remarcó además que "hoy, requerimos educar para formar ciudadanos corresponsables, capaces de participar en la construcción de un desarrollo humano, integral, solidario y sustentable para todos, gracias a la vivencia de ser don y generosidad".
"Sólo un desarrollo tal, como lo afirma el Papa Emérito Benedicto XVI en su encíclica social Caritas in veritate, traerá como consecuencia realidades de paz y justicia", aseguró.