Ediciones Palabra publicó el "Diario en prisión: El cardenal recurre la sentencia" del Cardenal George Pell, quien estuvo injustamente encarcelado en Australia por un delito que no cometió y del que fue declarado inocente.
"He conseguido una escoba y he barrido mi pequeña celda. Quedan salpicaduras de pintura en el suelo, no hay cortinas y el retrete está descubierto, a menos de un metro de donde escribo, pero de momento este es mi hogar", son algunas de las líneas que se puede leer en el diario.
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En la sinopsis del libro, Ediciones Palabra relata que "llevado a la cárcel esposado, tras su sentencia del 13 de marzo de 2019, el prelado australiano de 78 años comenzó lo que se suponía que serían seis años de cárcel por 'delitos históricos de agresión sexual'. El Cardenal Pell soportó más de trece meses en confinamiento solitario, antes de que el Tribunal Supremo de Australia votara por 7 a 0 para revocar su sentencia".
"Su victoria sobre la injusticia no fue solo personal, sino para toda la Iglesia Católica", agrega el texto.
"Sin rencor hacia sus acusadores, jueces, trabajadores penitenciarios, periodistas y aquellos que lo persiguieron, el cardenal utilizó su tiempo en la cárcel como un 'retiro prolongado'", prosigue el texto.
La sinopsis de Ediciones Palabra indica además que el Cardenal "llenó elocuentemente las páginas de su 'diario' con sus conocimientos espirituales, experiencias en la prisión y reflexiones personales sobre los acontecimientos actuales, tanto dentro como fuera de la Iglesia, así como con conmovedoras oraciones".
Cuando se publicó el diario en inglés, el vaticanista italiano Sandro Magister explicó que el Cardenal Pell escribía cada día dos o tres páginas que "casi siempre comenzaban con sus reflexiones sobre las dos lecturas matutinas del Breviario, una extraída de la Biblia y otra de los Padres de la Iglesia, y terminaban con una oración".
Su celda era pequeña y se le permitía salir durante media hora a un patio, solo. Recibía visitas dos veces a la semana. No se le permitía celebrar Misa y la del domingo la veía por televisión.
En la zona de la prisión donde estaba había asesinos y terroristas. Era sometido, como los demás, a frecuentes controles antidroga e inspecciones corporales.
Sin embargo, "sus diarios no tienen nada triste. Más bien son calmos y tranquilizadores, aquí y allá con un hilo de ironía (…). El lamento está ausente", comentó Magister.
En 2019 el Cardenal Pell fue condenado a prisión acusado de abusar de dos menores. El 7 de abril de 2020 fue puesto en libertad, luego de que la Corte Suprema de Australia concluyó que el jurado no actuó razonablemente en el juicio del Purpurado, al no encontrar posibilidad de duda en las acusaciones que enfrentaba.
El Cardenal Pell fue absuelto de todos los cargos.
Los informes de que el Cardenal Angelo Becciu habría transferido dinero a Australia para poner una trampa al Cardenal Pell atrajeron atención internacional.
El Papa Francisco depuso al Cardenal Becciu de su cargo de prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y le retiró sus derechos del cardenalato, lo que incluye la imposibilidad de participar en el próximo cónclave
Hasta 2017, el Cardenal Pell encabezó un esfuerzo alentado por el Santo Padre para ordenar y esclarecer las finanzas del Vaticano, que por mucho tiempo carecieron de procedimientos, controles o supervisión centralizados.
El Purpurado chocó en ese trabajo con el Cardenal Becciu, que servía en el Vaticano como Sustituto de la Secretaría de Estado.
Entre otras cosas, el Cardenal Becciu actuó para cancelar un contrato que el Cardenal Pell había hecho para una auditoría externa de las finanzas del Vaticano.
En el diario, el Cardenal Pell también escribe: "Dios Padre amoroso, ayúdame a mantener mi corazón libre de odio. No solo debo comunicar la verdad con amor, sino que debo pensar en la verdad con amor".
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