El Arzobispo de Armagh y Primado de Irlanda, Mons. Eamon Martin, celebró que el 10 de mayo las iglesias reabrieran sus puertas para la celebración del culto público, como consecuencia de una flexibilización de las medidas de confinamiento ante el COVID-19.
"Gracias a Dios que en toda la isla de Irlanda hoy la gente pudo regresar al culto público. Una oración por nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo que no pueden asistir a Misa debido a la persecución o la falta de vocaciones al sacerdocio", sostuvo Mons. Martin en un tuit del 10 de mayo.
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En su discurso a la nación a finales de abril, el primer ministro de Irlanda, Micheál Martin, dijo que la reapertura de los servicios religiosos presenciales sería con un aforo máximo de 50 personas, informó The Tablet.
No obstante, según el sitio oficial del gobierno de Irlanda, "se aconseja que no se realicen otras ceremonias religiosas como comuniones y confirmaciones en este momento".
También se informó que los ritos de exequias tendrán un aforo permitido de 50 personas, y el mismo número podrá participar del matrimonio religioso.
El Obispo de Limerick, Mons. Brendan Leahy, señaló en un comunicado publicado el 2 de mayo que es correcto tener un sentimiento de profunda satisfacción por la reanudación de las ceremonias públicas.
"La reanudación de las ceremonias públicas en las iglesias del 10 de mayo en adelante es profundamente satisfactorio de muchas maneras. Es genial sentir que podemos estar reunidos como uno, aunque con un número limitado, viéndonos, escuchando juntos la Palabra de Dios, expresándonos como comunidad y participando en la Misa que contiene el gran don de la Eucaristía", comentó.
El Obispo Leahy manifestó que a pesar de la buena noticia, en ningún momento se puede bajar la guardia ante el COVID-19.
"Sabemos cómo funciona la reanudación de las ceremonias públicas. Tenemos experiencia y confiamos en que las buenas medidas implementadas el verano pasado continuarán esta vez. Pero la confianza se desmorona y no tiene valor bajo la complacencia, por lo que no debemos ceder en ningún momento. La complacencia ante el COVID es el enemigo y debemos redoblar nuestros esfuerzos, no menos que ya hemos llegado tan lejos", dijo.
También aseguró estar "sumamente agradecido con todos los sacerdotes y voluntarios de la parroquia por su compromiso de garantizar la seguridad y los arreglos ordenados para asistir a las ceremonias religiosas".