El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), Cardenal Luis Ladaria, envió una carta al presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons. José Gomez, sobre la admisión a la Eucaristía, en la que se resalta la centralidad de la nota de la congregación de 2002 sobre la participación de los católicos en la política y la importancia de salvaguardar los derechos de los obispos en sus Iglesias locales.
El texto de 2004 del Cardenal Joseph Ratzinger, entonces prefecto de la congregación, "debe discutirse solo dentro del contexto de la nota doctrinal y su autoridad", indica la carta del Cardenal Ladaria a Mons. Gomez con fecha 7 de mayo y obtenida por CNA, agencia en inglés del Grupo ACI.
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Mons. Gomez, también Arzobispo de Los Ángeles, escribió a la congregación en marzo para informar que los obispos de Estados Unidos analizan la situación de los católicos en funciones públicas que apoyan una legislación permisiva respecto al aborto, la eutanasia y otros males morales.
Al iniciar su respuesta, el Cardenal Ladaria resaltó que la carta de 2004 del Cardenal Ratzinger, enviada al entonces Cardenal Theodore McCarrick sobre el mismo tema, "tenía el formato de comunicación privada a los obispos" y "por lo tanto, como estos principios no son publicados por la Conferencia, pueden servir como ayuda en la preparación de un borrador de su documento".
El Cardenal Ladaria dijo en su carta que el Cardenal Ratzinger, ahora Papa Emérito Benedicto XVI, "ofreció principios generales sobre la dignidad para recibir la Santa Comunión para asistir a los obispos locales en Estados Unidos para lidiar con católicos pro-choice (abortistas) en sus jurisdicciones. La comunicación del Cardenal Ratzinger debe entonces discutirse solo dentro del contexto de la nota doctrinal y su autoridad, lo que proporciona la enseñanza del Magisterio sobre la base teológica para cualquier iniciativa respecto al asunto de la dignidad para recibir la Santa Comunión".
El Cardenal Ladaria destacó que la nota doctrinal sobre algunos temas respecto a la participación de los católicos en la vida política se discutió en las visitas ad limina de los obispos en 2004, durante las cuales "era claro que no había un acuerdo respecto al asunto de la comunión entre los obispos" y que no estaba en consideración "el desarrollo de una política nacional".
El Purpurado español indicó que el tema surgió nuevamente en las visitas ad limina de 2019 y 2020, y que la congregación "aconsejó que se lleve a cabo un diálogo entre los obispos para preservar la unidad de la conferencia episcopal ante los desacuerdos respecto a este tema controvertido. La formulación de una política nacional fue sugerida en estas visitas ad limina solo si esto fuese de ayuda para que los obispos mantengan la unidad".
"Esta congregación destaca que tal política, dada su posible naturaleza contenciosa, podría tener el efecto contrario y convertirse en fuente de discordia en vez de unidad dentro del episcopado y la amplia Iglesia en Estados Unidos. Entonces, aconsejamos durante las visitas ad limina que el efectivo desarrollo de una política en esta área requiere de un diálogo en dos etapas: primero entre los mismos obispos y luego entre los obispos y los católicos pro-choice en sus jurisdicciones".
El Cardenal Ladaria dijo además que el diálogo episcopal ayudaría a los obispos "a acordar como Conferencia que el apoyo de la legislación pro-choice no es compatible con la enseñanza católica".
"Los obispos deben, por lo tanto, discutir y hacer acuerdos respecto a la enseñanza de la nota doctrinal mencionada, que afirma en su artículo 3 que 'los cristianos están llamados a rechazar, como injuriosa para la vida democrática, una concepción del pluralismo que refleja el relativismo moral y acepta que la democracia debe basarse en una verdadera y sólida base de principios éticos no negociables, que apunta la vida en sociedad'. Los obispos deben afirmar como Conferencia que 'quienes están directamente involucrados en la creación de cuerpos legislativos tienen una clara y grave obligación de oponerse a cualquier ley que ataque la vida humana'", escribió el prefecto de la congregación.
Habiendo hecho esto, los obispos locales "pueden salir e iniciar diálogos con políticos católicos en sus jurisdicciones y que adoptan posiciones pro-choice respecto a la legislación del aborto, la eutanasia u otros males morales, como un medio de entendimiento de la naturaleza de sus posiciones y su comprensión de en la enseñanza católica", indicó el Cardenal Ladaria.
Luego de estas "dos etapas de diálogo extenso y sereno", entonces la USCC podrá "afrontar la difícil tarea de discernir la mejor forma, en adelante para la Iglesia en los Estados Unidos, de dar testimonio de la grave responsabilidad moral de los funcionarios públicos católicos de proteger la vida en todas sus fases".
"Si luego se decide formular una política nacional sobre la dignidad para la Comunión, tal declaración necesitaría expresar un verdadero consenso de los obispos sobre el asunto, mientras se observa el prerrequisito de que cualquier provisión de la Conferencia en esta área respetaría los derechos de los ordinarios (obispos) individuales en sus diócesis y las prerrogativas de la Santa Sede".
El Cardenal agregó que "cualquier declaración de la Conferencia respecto a los líderes políticos católicos se enmarcaría mejor en el amplio contexto de la dignidad para la recepción de la Santa Comunión de parte de todos los fieles, en vez de solo una categoría de católicos, reflejando así su obligación de conformar sus vidas al entero Evangelio de Jesucristo mientras se preparan para recibir el sacramento".
La autoridad vaticana dijo además que "sería confuso si tal declaración diera la impresión de que el aborto y la eutanasia son las únicas materias graves de la moral católica y la enseñanza social que exigen el más alto nivel de responsabilidad de parte de los católicos".
El Cardenal Ladaria alentó a que se haga "todo esfuerzo" para "dialogar con otras conferencias episcopales" y así "preservar la unidad" en la Iglesia universal.
Mons. Gomez envió la carta del Cardenal Ladaria a cada uno de los obispos de Estados Unidos el 8 de mayo, como se le solicitó. El Arzobispo destacó que el prefecto vaticano "nos ha proporcionado un importante contexto y perspectiva que deben sernos útiles en nuestros continuos oración y discernimiento sobre este asunto".
La nota del Cardenal Ratzinger de 2004, dirigida a los obispos de Estados Unidos, señala que un político católico que "consistentemente alienta y vota leyes permisivas sobre el aborto y la eutanasia" está comprometido en una "manifiesta" y "formal cooperación" en pecado grave.
Cuando eso es así, el pastor del político "debe encontrarse con él, instruirlo sobre la enseñanza de la Iglesia, informarle de que no puede presentarse a la Santa Comunión hasta que concluya su objetiva situación de pecado y advertirle que de otro modo se le negará la Eucaristía", escribió entonces el Cardenal Ratzinger, añadiendo que si el católico persevera en el pecado grave y aún así se presenta a la Santa Comunión, "el ministro de la Santa Comunión debe rechazar dársela".
La nota de 2004 era una aplicación del canon 915 del Código de Derecho Canónico, la norma que regula a la Iglesia en todo el mundo, que señala que "no deben ser admitidos a la Sagrada Comunión" los católicos que "obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave".
Los obispos locales en Estados Unidos han estado enseñando en los últimos meses sobre la importancia de la dignidad para recibir la Comunión.
En marzo, Mons. Thomas Paprocki, Obispo de Springfield en el estado de Illinois, dijo a la conferencia regional de la Sociedad de Derecho Canónico de América que a los católicos que pública y obstinadamente defienden el aborto, incluidos los políticos, se les debe negar la Comunión.
"Me refiero a sus acciones externas. Si viven de una forma o mantienen posturas que son contrarias a la enseñanza de la Iglesia, entonces el ministro de la Comunión tienen que negarles el sacramento", dijo entonces el Prelado.
En abril, Mons. Thomas Olmsted, Obispo de Phoenix, publicó la exhortación apostólica Veneremur Cernui, sobre el sacramento de la Eucaristía, en la que afirma que "la Santa Comunión está reservada para quienes, con la gracia de Dios, hacen un sincero esfuerzo de vivir esta unión con Cristo y su Iglesia adhiriéndose a todo lo que la Iglesia Católica cree y proclama como revelado por Dios".
Por esto la Iglesia "requiere que los líderes católicos que han apoyado públicamente leyes gravemente inmorales como las del aborto y la eutanasia no reciban la Santa Comunión hasta que se arrepientan públicamente y reciban al sacramento de la penitencia", escribió el Obispo de Phoenix.
En una columna sobre la coherencia eucarística el pasado 14 de abril, Mons. Samuel Aquila, Arzobispo de Denver, escribió que "la Eucaristía es un don, no un derecho, y la santidad de tal don solo se ve disminuida por su recepción indigna".
"Debido al escándalo público generado, esto es especialmente cierto en el caso de funcionarios públicos que persistentemente gobiernan en violación a la ley natural, particularmente los preeminentes temas del aborto y la eutanasia, la eliminación de vida inocente, así como otras acciones que no defienden la enseñanza de la Iglesia respecto a la dignidad de la vida", aseguró.
En una carta pastoral el 1 de mayo, el Arzobispo de San Francisco, Mons. Salvatore Cordileone, resaltó que cualquier católico que coopere formalmente con el aborto debe abstenerse de recibir la Eucaristía.
Durante su homilía en la vigilia de la Misa por la Vida en enero, el Arzobispo de Kansas City, Mons. Joseph Naumann, dijo que los católicos no deben recibir la Comunión si contradicen la enseñanza "fundamental" de la Iglesia.
El Obispo de San Diego, Mons. Robert McElroy, recientemente escribió un ensayo en la revista jesuita America en la que indica que rechazar a los políticos abortistas de la Santa Comunión politiza la Eucaristía, mientras que el Cardenal Blase Cupich, Arzobispo de Chicago, discrepó con la columna sobre coherencia eucarística del Arzobispo de Denver.
En octubre de 2019, cuando estaba en la campaña electoral presidencial, a Joe Biden le negaron la Comunión en una parroquia en la Diócesis de Charleston.
Una norma de la Diócesis de Charleston, que también se aplica en la Arquidiócesis de Atlanta y en la Diócesis de Charlotte, establece que "los funcionarios públicos católicos que consistentemente apoyan el aborto a pedido cooperan con el mal de manera pública".
"Al apoyar la legislación proaborto, participan entonces en un manifiesto y grave pecado, una condición que los excluye de la admisión a la Santa Comunión mientras persistan en su postura proaborto", agrega el texto de la norma eclesial de las mencionadas diócesis.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA