El P. Eduardo Hayen, director del semanario Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez (México), advirtió en una reciente reflexión sobre el grave peligro social de la adicción a la pornografía, especialmente entre los menores.
En un artículo titulado "Niños, tecnología y porno", el P. Hayen lamentó que con la pandemia de COVID-19 "los casos de abuso sexual dentro de las familias se han multiplicado".
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"No son únicamente personas adultas quienes cometen este tipo de delitos dentro de los muros del hogar, sino también entre los jóvenes y adolescentes", dijo.
"Recientemente conocí el caso de una niña de nueve años que fue abusada por su primo de catorce. Al enterarse, los padres de la víctima y del victimario quedaron conmocionados y la unidad familiar se hizo polvo", añadió.
Para el sacerdote mexicano, "situaciones como esta se están multiplicando en el mundo de los adolescentes, quienes carecen de pleno control de sus emociones y facultades sexuales".
Los adolescentes, añadió, "se dejan guiar únicamente por instintos que se pueden volver incontrolables. Las consecuencias pueden ser terribles".
El P. Hayen recordó que "en 1902 Santa María Goretti, a sus 12 años, falleció apuñalada por Alejandro Serenelli, un chico de 20 años que le gustaba empapelar su habitación con imágenes obscenas y quien era aficionado a las lecturas eróticas".
"La pornografía, que había despertado obsesiones sexuales en él, lo llevó a intentar violar a la niña y ésta, al resistirse, terminó siendo su víctima mortal", señaló.
Actualmente, continuó, "la tecnología es parte de la vida de los niños y adolescentes. Ellos crecieron con internet y telefonía celular".
"Los padres de familia se quedan asombrados de las habilidades que sus hijos tienen para manejar la tecnología. Quizá también se quedarían pasmados al saber que los niños, en promedio, empiezan a ver imágenes pornográficas a los once años de edad", dijo.
El P. Hayen advirtió que "la industria del porno es astuta como una serpiente. Sabe que, así como el narcotráfico necesita conseguir nuevos adictos a las drogas, también se necesita conseguir nuevos adictos a la pornografía".
"Para ello no hay nada mejor que apoderarse de las frágiles mentes de los niños", advirtió.
A los niños, añadió, "bastará mostrarles unas cuantas imágenes para que, por curiosidad, vuelvan una y otra vez, y así queden atrapados en un vicio que les puede durar toda la vida".
"Todo aparato electrónico con acceso a internet es un portal para el material pornográfico. Haciendo adictos al porno a las nuevas generaciones, saben que sus ganancias se multiplican por millones de dólares. Y lo están consiguiendo", denunció.
Las leyes creadas para proteger a los menores contra la pornografía, dijo, "prácticamente no sirven para nada".
"Aunque puede parecer que tenemos la batalla perdida por la inocencia de los niños y adolescentes, sin embargo hay esperanza", indicó, pues "existen programas educativos con perspectiva de familia para ayudar a los padres a educar en la sexualidad a sus hijos".
El P. Hayen indicó que "de lo más recomendable es un programa llamado 'Guardianet', que ofrece cursos online".
"Existe también 'Formando corazones', producido por VIFAC, que está siendo aplicado en diversas escuelas del Estado de Chihuahua con grandes éxitos".
"En nuestra diócesis de Ciudad Juárez y en otras de México se ofrece también la Certificación Humanae Vitae para adolescentes y jóvenes", destacó.
Para el director del semanario Presencia, "solamente a través del conocimiento de los terribles daños de la cultura del porno, que hoy invade a los adolescentes, y a través de una educación en la sexualidad, podremos derrotar, a largo plazo, la cultura de la muerte".