Arzobispo Mayor de la Iglesia Greco Católica Ucraniana, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, advirtió de las consecuencias que puede traer una guerra entre Ucrania y Rusia, y por ello llamó a la comunidad internacional a implicarse en la resolución del conflicto, mientras "nosotros, como Iglesia, rezamos por la paz".
Desde hace unas semanas han vuelto las tensiones bélicas en la frontera entre Ucrania y Rusia. El movimiento de tropas rusas cerca del límite con las regiones ucranianas separatistas de Donetsk y Lugansk ha supuesto el inicio de una escalada que se teme pueda suponer el reinicio de la guerra del Donbass.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"En nombre del pueblo ucraniano, pido que se rece por la paz en Ucrania y por la implicación de la comunidad internacional para resolver el conflicto y evitar que por esta amenaza se produzca un incendio mundial", expresó el Arzobispo.
En declaraciones a ACI Prensa, el líder greco-católico dijo que los ucranianos "vivimos en un continuo terror psicológico" por la guerra en su territorio y por la amenaza de una invasión de tropas rusas.
Señaló que en Ucrania se percibe un "clima de guerra fría" y lamentó que su país se haya convertido en el "centro del choque entre Estados Unidos y Rusia".
"Nosotros, como Iglesia, rezamos por la paz en Ucrania y en todo el mundo. Desde que comenzó la guerra en Ucrania, en nuestras iglesias se reza incesantemente por la paz", expresó.
Una frágil situación
Ucrania y Rusia están en una frágil situación de alto el fuego desde los Acuerdos de Minsk II de 2015. El conflicto comenzó tras las manifestaciones de noviembre de 2013, conocidas como "Euromaidán", contra el entonces presidente ucraniano Víktor Yanukovich por sus políticas pro rusas.
Las protestas supusieron la salida de Yanukovich y el rechazo de la población prorrusa del este de Ucrania. La intervención de tropas rusas dio como resultado la anexión en 2014 de la península de Crimea a Rusia y la proclamación de independencia de las regiones de Donetsk y Lugansk.
Los combates entre el ejército ucraniano y las fuerzas separatistas apoyadas por el ejército ruso duraron hasta 2015 y dejaron más de 14 mil muertos.
En el año 2015 Ucrania y Rusia, con la intermediación de Alemania y Francia, firmaron el Acuerdo de Minsk II, que estableció las bases para la solución del conflicto.
Sin embargo, en el Donbass -donde están las regiones de Donetsk y Lugansk- la situación siempre ha estado lejos de normalizarse, y los intercambios de disparos y los incidentes bélicos han sido una constante, por lo que muchos expertos consideran que a pesar del alto el fuego, el conflicto ha continuado todo este tiempo como una guerra de baja intensidad.
La situación se ha mantenido así hasta hace unas semanas, cuando el ejército ucraniano y las fuerzas de la OTAN situadas en países de Europa oriental detectaron un extraño movimiento masivo de tropas rusas y material bélico hacia la frontera con Ucrania. Según denunció la OTAN, Rusia ha concentrado ya al menos 80 mil soldados junto al Donbass.
En los últimos días, han fallecido varios soldados en ataques con artillería en las zonas disputadas entre Ucrania y las autoproclamadas repúblicas independientes en Donbass.
Rusia ha defendido la libertad de sus tropas para moverse por el territorio ruso, mientras que Ucrania acusa a su vecino de preparar una nueva invasión. Ante esa posibilidad, el presidente ucraniano Volodimir Zelenzki solicitó el ingreso de su país en la OTAN y la realización de maniobras conjuntas.
El portavoz del gobierno ruso, Dmitri Peskov, advirtió que de materializarse el ingreso en la OTAN la situación se complicaría todavía más, y recordó que la población rusa ucraniana no aceptará la inclusión de Ucrania en la Alianza Atlántica.
En cualquier caso, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, señaló que por el momento no hay previsto ningún nuevo ingreso en la Alianza. Además, para que Ucrania forme parte, tendría que emprender una serie de reformas en su ejército que todavía no están planteadas.
Stoltenberg sí que insistió, el martes 13 de abril, en que Rusia debe revertir "la mayor acumulación de tropas rusas" en la frontera con Ucrania "desde la anexión de Crimea el año 2014". También subrayó que la OTAN apoyará a Ucrania si se produce una nueva invasión de su territorio o si se pretende subvertir su soberanía.
También el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha conversado con el presidente ruso Vladimir Putin para celebrar un proceso de diálogo en un tercer país y rebajar la escalada.
Preocupados por aumento de militares
En la conversación con ACI Prensa, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk señaló que, a pesar de los acuerdos de Minsk, y de la tregua, "la guerra en el este de nuestro país, iniciada en 2014, no se ha detenido nunca" y que todos los días fallecen soldados. "Ahora, de nuevo, vemos largas columnas de militares rusos que se dirigen hacia las fronteras ucranianas", indicó.
"Estamos muy perplejos y preocupados por el aumento de la presencia militar rusa a las puertas de nuestro país. Parece que se trata de la militarización más grande desde el inicio de la guerra. Este hecho no puede pasar inadvertido para la comunidad internacional", añadió.
Aseguró que "el pueblo ucraniano está cansado de la guerra provocada por Rusia, queremos la paz y no podemos quedarnos en silencio ante el sufrimiento de la gente y las lágrimas de las madres ucranianas por la muerte de sus hijos. Vivimos en un continuo terror psicológico. Según los últimos sondeos, el 60% de la población ucraniana vive con miedo a un ataque militar por parte rusa".
El Arzobispo Mayor explicó que se ha reunido con embajadores de varios países y representantes de la sociedad civil, y después de esas consultas puede afirmar "que nadie quiere la guerra".
"Entendemos bien que la movilización de las tropas rusas en las fronteras ucranianas forma parte del conflicto a nivel global entre Estados Unidos y Rusia. Aquí, en Ucrania, advertimos el clima de guerra fría y con dolor podemos constatar que, por desgracia, Ucrania se ha convertido en el centro de este choque. Pero Ucrania quiere restablecer la paz justa, nuestro pueblo quiere permanecer seguro en sus propias casas, y no tiene ningún interés en provocar el choque con la Federación Rusa".
Además, subrayó que todas las Iglesias cristianas de Ucrania, y demás organizaciones religiosas, "juntos, hemos denunciado la 'mentalidad de la guerra' con la cual los políticos quieren satisfacer sus objetivos geopolíticos, financieros, etcétera".
"Como repite continuamente el Santo Padre, con la guerra no se gana nada, pero se pierde todo. Por desgracia, hoy constatamos que se intenta legitimar la guerra para presionar a los Estados, y esto sucede en el contexto de la pandemia global", hizo hincapié.
Además, aseguró que, "sobre todo, en este período de miedo nacional, nuestra Iglesia quiere permanecer cercana a su pueblo, compartiendo con su gente el dolor y la preocupación. La Iglesia greco-católica ucraniana siempre ha sido la Iglesia del pueblo, en diferentes períodos de la historia hemos cargado con el dolor del pueblo ucraniano. Hoy el Señor nos pide que hagamos lo mismo".
Para lograr la paz, aseguró, "se necesita desear la paz. Si se desea la paz, poco a poco, se encuentran los medios para llegar a alcanzarla".
En el caso de Ucrania, "vemos que el deseo de paz se expresa con frecuencia, pero, a la hora de la verdad, no se dan los pasos concretos para construirla. Obviamente, detrás de la guerra hay diferentes intereses".
"La cercanía de las fuerzas armadas rusas a nuestras fronteras cuesta miles de millones, no es poco, pero paradójicamente se prefiere invertir en la guerra en vez de invertir en la vida, por ejemplo, invirtiendo en la vacunación para salvar la vida de las personas por el coronavirus. Esto nos deja asombrados".
Por otro lado, "estamos convencidos de que no existe una solución militar al conflicto en Donbass, sobre todo ahora que el riesgo de volver a la situación de 2014 es muy alto. Sólo el diálogo diplomático y las relaciones internacionales son una alternativa a la guerra".
Su Beatitud Sviatoslav afirmó que "es urgente cubrir las necesidades humanitarias de la población que vive en la zona ocupada (por Rusia), la llamada 'zona gris'. Por desgracia, el acceso a esta zona está muy obstaculizado, la gente vive sin medicinas y sin la adecuada atención médica".
En ese sentido, "la pandemia ha agravado profundamente la situación, el coronavirus no conoce fronteras y toda la zona se ha convertido en una zona vulnerable también desde este punto de vista. Lamentablemente, siempre hay quien busca un beneficio económico del dolor de la gente, vendiendo las medicinas al doble de precio. Por ello, a diferentes niveles, siempre hay quien está interesado en que continúe la guerra".
Además de los choques militares, "la gente cada día está expuesta al material explosivo. La muerte es esta zona está sembrada en la tierra. Los datos de UNICEF confirman que muchos niños mueren jugando por culpa del material explosivo".
Cese del fuego y de los bombardeos
Ante estas tensiones, las comunidades cristianas del país, por medio del Consejo Panucraniano de las Iglesias y de las Organizaciones Religiosas, realizaron un llamado para la paz.
Por medio de un comunicado, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, que actualmente preside el Consejo que reúne a todas las iglesias cristianas presentes en Ucrania, pidió "un cese del fuego y de los bombardeos".
En representación de las Iglesias y organizaciones religiosas de Ucrania, Su Beatitud Sviatoslav reclamó que "se eliminen inmediatamente todos los obstáculos para una solución pacífica del conflicto en Ucrania oriental y se detenga definitivamente el derramamiento de sangre".
Por último, reclama una "solución diplomática del conflicto militar y la instauración de una paz justa en todo el país dentro de sus fronteras reconocidas por la comunidad internacional".