El Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, intervino en el evento virtual sobre "Fraternidad, Multilateralismo y Paz: la presentación de la Carta Encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti", que se está celebrando este jueves 15 de abril en Ginebra, Suiza.
El Cardenal reflexionó sobre el acceso a la salud, los refugiados, el trabajo, el derecho internacional humanitario y el desarme.
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Acceso a la salud
En el ámbito de la salud, destacó que la pandemia ha construido nuevos e "indisolubles vínculos" entre la familia humana. Sin embargo, "ese sentimiento humano frente a lo desconocido en poco tiempo ha cedido el paso a una carrera por la vacunación y los tratamientos a nivel nacional que, con frecuencia, han puesto de manifiesto la distancia al acceso a tratamientos fundamentales entre los países desarrollados y el resto del mundo".
Ante un problema como el de las barreras al acceso a tratamientos, auspiciado por la actual emergencia, la Santa Sede "ofreció una serie de líneas guía para afrontar tal cuestión, inspiradas en la convicción de la importancia de la fraternidad".
En todo momento, subrayó el Cardenal Parolin, "debemos concentrarnos en el principio del servicio al bien común". Desde ese punto de vista, "la comunidad internacional tiene la obligación de garantizar toda vacuna o tratamiento contra la Covid-19 que sea seguro, disponible, accesible y conveniente para todos aquellos que tienen necesidad".
Atención a migrantes y refugiados
Precisamente, sobre la atención a los más necesitados, el Secretario de Estado del Vaticano incidió en que "la atención a los más necesitados y a aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad, en particular a los refugiados, migrantes y desplazados internos, no es sólo testimonio de fraternidad, sino una constatación de atención a las necesidades reales de nuestros hermanos y hermanas".
"Los llamados incesantes a los líderes y a los organismos internacionales por una nueva globalización de la solidaridad capaz de suplantar a la de la indiferencia son una constante del Papa y se repiten sistemáticamente también en la Encíclica".
Insistió en que "los refugiados siempre han formado parte de la historia. Por desgracia, todavía hoy su número y sus sufrimientos continúan siendo una herida en el tejido social de la comunidad internacional".
Impacto en el empleo
En tercer lugar, el Cardenal Parolin abordó la cuestión del impacto que las estrategias dirigidas a atajar la pandemia de coronavirus han tenido sobre el empleo, en especial, sobre el empleo "informal, pequeños empresarios y comerciantes".
Estas personas "han visto una erosión de sus ahorros y han tenido que hacer frente a barreras sistemáticas al acceso a la asistencia sanitaria básica".
"En el mundo de hoy, por el bien de los procesos de construcción de la paz, el formato tradicional del diálogo social debe ampliarse y hacerse más inclusivo. La implicación de las organizaciones de trabajadores y de empleadores es fundamental, pero debe integrarse también a los actores que representan a la economía informal y las preocupaciones ambientales".
Respeto al derecho internacional humanitario
El Cardenal Parolin destacó la urgencia "de reforzar la difusión y promoción del respeto al derecho humanitario" que "se propone salvaguardar los principios esenciales de humanidad en un contexto, el de la guerra, que en sí mismo es deshumano y deshumanizador, protegiendo a la población civil".
Además, la Santa Sede, "consciente de las omisiones y vacilaciones, espera que los Estados puedan realizar un mayor desarrollo del derecho internacional humanitario con el fin de tener en cuenta de forma adecuada las características de los conflictos armados contemporáneos y de los sufrimientos físicos, morales y espirituales que los acompañan, con el objetivo de eliminar del todo los conflictos".
Desarme
Por último, sobre el desarme, el Cardenal Pietro Parolin, destacó que "el deseo de paz, de seguridad, de estabilidad es uno de los deseos más profundos del corazón humano, ya que tiene sus raíces en el Creador, que convierte en miembros de la familia humana a todos los pueblos".
Tal aspiración "nunca podrá ser satisfecha mediante medios militares, y menos con la posesión de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva".
"Los conflictos siempre provocan sufrimiento a quien los padece, por supuesto, pero también a los combatientes. No es retórico afirmar que la guerra es la antítesis de la fraternidad. Es en esta óptica que la Santa Sede anima con convicción al compromiso entre los Estados en el ámbito del desarme y de control de las armas por medio de acuerdos duraderos sobre el camino de la paz y, de forma particular, frente al desarme nuclear".
Además, señaló que "vincular la seguridad nacional a la acumulación de armas es una lógica contraproducente".
El Cardenal Parolin dijo que la llamada del Papa Francisco a la fraternidad "solicita cada vez más una presencia y una conducta que respondan a la actualidad de las relaciones entre los Estados y entre los pueblos, especialmente cuando parecen prevalecer actitudes que abandonan la visión del bien común".