El Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Cardenal Francisco Javier Errázuriz, resaltó el valioso aporte del Papa Juan Pablo II a la unidad de la Iglesia en América Latina y a su contribución a la reconciliación de la sociedad.
En una reflexión enviada a la agencia Fides, el Purpurado chileno explicó que “si la Iglesia en América Latina no hubiera sido enriquecida por el ministerio pastoral de Juan Pablo II, no tendría tanta unidad, en ser misionera y en construir una sociedad más reconciliada y más conforme en todo al querer de Dios”.
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El Arzobispo de Santiago compartió sus meditaciones con ocasión de la celebración del 25º aniversario de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Puebla de los Ángeles (México) en enero de 1979.
En su contribución titulada “Juan Pablo II y América Latina a partir de Puebla”, el Cardenal Errázuriz, detalla las reflexiones del Papa que han marcado de forma decisiva el camino emprendido por la Iglesia en América Latina desde su primer encuentro con el Pontífice, pocas semanas después del inicio de su Pontificado.
Juan Pablo II ha dedicado esfuerzos admirables a esta Iglesia local porque “el Papa quería y necesitaba que esta porción del Pueblo de Dios no fuera orgánicamente débil, sino fuerte, y ha puesto todo su empeño en fortalecer y reanimar la vida católica, para que la verdad sobre Cristo, como también la verdad sobre el hombre penetren aún más profundamente en todos los estratos de la sociedad y la transformen”.
El presidente del CELAM recordó el discurso del Papa con el que inauguró la III Conferencia de los Obispos reunidos en Puebla. Allí, Juan Pablo II exhortó a la Iglesia en Latinoamérica a corregir “las ‘relecturas’ del Evangelio” y “vivir y actuar conforme a la propia identidad cristiana, sin introducir ideologías externas y contrarias a la cristología, la eclesiología y la antropología cristianas”.
Para el Arzobispo, las palabras del Papa fueron incisivas y valientes en un continente agitado por fuertes tensiones causadas por la injusticia social, y de la fascinación que ejercía en muchos el análisis social del marxismo y métodos marxistas de lucha liberadora, como único camino eficaz para sacudir opresiones y llegar a la igualdad entre los hombres.
Además, advirtió que se equivocaría “quien pensase que esa poda, tan necesaria y que tanto bien hizo a la Iglesia, pretendía la construcción de una Iglesia espiritualista”, puntualizó el Purpurado chileno.
“La tarea secular y temporal de la Iglesia, la construcción de la ciudad terrena es algo que el Papa ha llevado siempre en su corazón. En efecto, no se ha cansado de despertar el compromiso social de la fe, porque forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia y es también parte del mensaje cristiano”, añadió el Cardenal, quien concluyó afirmando que en Juan Pablo II su lucha estaba dirigida a hacer llegar “a los hombres la voz y la luz del mismo Cristo, sin reduccionismos ni desfiguraciones de la verdad revelada”.