La Conferencia de Obispos Católicos de Kenia (KCCB) indicó que la intención del gobierno de cerrar los campos de refugiados de Dadaab y Kakuma, en el norte del país, es "desafortunada" y "lamentable".
En una declaración conjunta, los obispos pidieron al gobierno que "deje de lado la funesta idea" y, en cambio, se concentre en mantener a los refugiados a salvo.
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"Es muy desafortunado y lamentable que la intención de las autoridades de Kenia de cerrar en un plazo breve los campamentos de refugiados de Dadaab y Kakuma se produzca en un momento en que estas personas necesitan ayuda", indicaron.
Además, señalaron que actualmente se necesita brindar protección y "acoger a los más vulnerables de nuestra sociedad", y resaltaron que "como nación temerosa de Dios, debemos obedecer el mandamiento" de amar a nuestro prójimo.
"Como kenianos deberíamos considerar como un privilegio mostrar ese amor al acoger a los refugiados y solicitantes de asilo en todo el mundo", remarcaron.
Los prelados subrayaron que "no solo es necesario, sino también importante y humano apoyar a los más vulnerables en nuestra sociedad, dándoles otra oportunidad de tener un lugar al que puedan llamar hogar".
El 24 de marzo, el secretario de Gabinete, Ministro del Interior y Coordinador del Gobierno Nacional de Kenia, Fred Matiang'i, anunció la intención del gobierno de cerrar los campamentos de refugiados de Dadaab y Kakuma y emitió un "ultimátum" de dos semanas al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para presentar un plan para el cierre.
El 8 de abril, el Tribunal Superior de Kenia bloqueó temporalmente el cierre de los dos campamentos por un período de 30 días, luego de una petición presentada por un político local que desafiaba la medida del gobierno.
El campo de refugiados de Kakuma, de 29 años de creación, es el más grande de su tipo en el mundo y alberga a unas 200 mil personas, la mayoría de las cuales han huido de la guerra civil en Sudán del Sur.
Además, según las estadísticas del ACNUR, el campamento de Dadaab creado en 1991 es el tercer asentamiento de refugiados más grande del mundo con un estimado de más de 218 mil refugiados y solicitantes de asilo.
La mayoría de los habitantes de este campamento, ubicado en el territorio de la diócesis de Garissa en Kenia, son refugiados que han huido de la guerra civil en la vecina Somalia.
En 2016, el gobierno de Kenia intentó cerrar el campamento de Dadaab, alegando preocupaciones de seguridad debido a su proximidad a la Somalia asolada por el conflicto. Una decisión del Tribunal Superior de Kenia bloqueó la medida, que calificó de inconstitucional.
Los obispos católicos de Kenia señalaron que, en lugar de cerrar los campamentos, el gobierno liderado por Uhuru Kenyatta debe aumentar "la seguridad y dar apoyo a los refugiados, así como a los organismos que trabajan directamente con ellos para garantizar que cubran sus necesidades básicas".
Los obispos añadieron que "el Gobierno debe reconsiderar su posición y tratar a todos los refugiados con cuidado y preocupación, especialmente durante este período de la pandemia de COVID-19, cuando la humanidad se enfrenta a serios desafíos económicos y psicológicos".
"El retorno forzoso de los refugiados a Somalia, donde todavía hay inseguridad y ataques contra civiles, provocará más sufrimiento para muchas mujeres y niños vulnerables", señalaron.
Los prelados recordaron que, según el derecho internacional, los refugiados "pueden ser repatriados en retorno voluntario cuando cambian las condiciones y existe un gobierno libre y democrático que respete los derechos humanos, la buena gobernanza y el estado de derecho".
"Este todavía no es el caso de Somalia, cuya población está mayoritariamente refugiada en el campamento de Dadaab. Se debe respetar el principio de no devolución", resaltaron.
Los obispos indicaron que "la compleja situación de los refugiados en Kenia requiere un enfoque integral de soluciones, que incluye la protección continua de quienes necesitan asilo y el apoyo adecuado para los que desean regresar a su país".
"Para facilitar los retornos sostenibles, es importante que los repatriados reciban el apoyo necesario, que incluye elementos de ayuda económica", señalaron.
Finalmente, pidieron al gobierno de Kenia seguir "trabajando con otras partes interesadas" y abrazar "el diálogo para asegurar una solución duradera para el bien común de los refugiados".
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en ACI África.