Luego de 150 años del hallazgo de unos huesos en un ático de la ciudad de Holywell (Gales), científicos afirman que estos restos pertenecen a dos de los 40 mártires de Inglaterra y Gales que fueron canonizados en 1970.

La curadora de arte de Stonyhurst Collections, Jan Graffius, indicó a CNA – agencia en inglés del Grupo ACI – que el punto de partida para resolver el enigma sobre la identidad de estos mártires fue "analizar la evidencia", dos cráneos y un grupo de huesos envueltos en una chaqueta de lino descubiertos en 1878 en una caja de madera.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

De los restos hallados, un cráneo tiene un agujero "y muchos de los huesos asociados con los dos cráneos muestran evidencia de haber sido cortados con un cuchillo afilado", señaló.

Graffius indicó que estos datos muestran que al menos uno de los dos cuerpos fue descuartizado y que "una de las cabezas estaba clavada en una espiga".

Además, resaltó que el segundo factor para hallar la identidad de las personas fue el lugar donde se hallaron los huesos, una casa vinculada a los jesuitas donde anteriormente se encontraron reliquias de mártires ingleses.

"Entonces se descubrió que estas personas tenían una asociación con un mártir inglés, o un mártir galés, y una relación con los jesuitas", explicó.

Graffius señaló que el tercer factor para lograr resolver el misterio fue que los dos cráneos se encontraron juntos, lo que sugiere que las dos personas estaban relacionadas.

La curadora de arte consultó con Maurice Whitehead y Hannah Thomas, académicos expertos en temas relacionados a los mártires galeses de los siglos XVI y XVII, que sugirieron que los huesos posiblemente pertenecían a dos sacerdotes de Gales, San Philip Evans y San John Lloyd.

Los expertos indicaron que los dos sacerdotes pasaron sus últimos seis meses juntos en prisión y fueron ejecutados al mismo tiempo.

"Fueron enterrados, o desechados, al mismo tiempo, y siempre se habla de ellos como un grupo por la estrecha amistad que tuvieron cuando estaban vivos", indicó Graffius. "Así que tiene un perfecto sentido lógico e histórico que los huesos de estos hombres estrechamente asociados hayan sido rescatados y guardados juntos", agregó.

La historia de cómo se identificó los huesos se encuentra en la exposición virtual "'Cómo sangra el amor ardiente': Reliquias de los cuarenta mártires", un evento para conmemorar el 50 aniversario de la canonización de los mártires por el Papa Pablo VI el 25 de octubre de 1970.

El evento inicialmente fue planeado para realizarse de manera presencial, pero la crisis del coronavirus obligó a los organizadores a cambiar sus planes y ofrecer en cambio una experiencia audiovisual online a los fieles de todo el mundo.

La exposición también presenta reliquias de los célebres mártires jesuitas San Edmund Campion, San Robert Southwell y el Beato Edward Oldcorne, así como dos sombreros, un crucifijo y parte de una camisa que pertenecieron a San Thomas More.

Breve biografía de San Philip Evans y San John Lloyd

El P. Evans nación en Monmouthshire, al sureste de Gales, estudió en el English Jesuit College en St Omer en Flandes y decidió ingresar a la vida sacerdotal con los jesuitas a la edad de 20 años.

En 1675, regresó a su tierra natal para servir como misionero: una empresa peligrosa después de la Reforma galesa. Los cazadores de sacerdotes localizaron al P. Evans el 2 de diciembre de 1678.

Después de semanas de confinamiento solitario en la cárcel de Cardiff, se le permitió compartir celda con otro condenado, el P. John Lloyd.

El P. Lloyd nació en Brecon, Gales central, se formó para el sacerdocio en Valladolid (España) y regresó a Gales en 1654, sabiendo que arriesgaba su vida al hacerlo.

Ambos sacerdotes fueron condenados a muerte en Spring Assizes en 1679. El carcelero les permitió una libertad considerable en sus últimos meses, donde el P. Evans podía tocar el arpa y practicar deporte.

La noche anterior a su ejecución, el P. Evans le escribió a su hermana menor, una religiosa de París.

"Querida hermana, sé que conoces bien los principios de la valentía cristiana que no te asustaras en absoluto cuando comprendas que tu amado hermano te escribe su última carta, estando a unas horas de sufrir por ser sacerdote y, en consecuencia, por el amor a Dios. ¿Qué mayor felicidad puede sobrevenir a un cristiano?", señaló el mártir católico.

El P. Evans fue el primero en ser ahorcado y descuartizado. Los testigos señalaron que sus verdugos mostraron una agresión inusual en un intento de mostrar a los demás sacerdotes qué les esperaba de no retractarse. Pero el P. Lloyd se mantuvo firme en la fe hasta el final.

Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.