En un artículo titulado “Todo lo he ofrecido ya”, la agencia Cubanet resaltó el legado de Mons. Salvador Riverón Cisneros, fallecido el domingo pasado a los 55 años de edad, y señaló que está marcado por un “profundo sentimiento de caridad”.
El artículo recordó que el Prelado “fue intervenido de urgencia el domingo anterior ante la acción sorpresiva de dos tumores en el colon. Pareciera que hay determinadas personas marcadas en su vida por un rico valor simbólico en sus hechos. Siete días de sufrimiento y el tránsito a la vida eterna justo en el día del Señor, en momentos en que la mayoría de las iglesias del país celebraba la Santa Misa”.
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“De andar parsimonioso, algo encorvada su alta figura, transmitía una calma y serenidad que sus palabras acentuaban. Sus homilías eran así de tranquilas, con un hondo contenido pleno de enseñanza del magisterio eclesial. Todos los que le conocieron de manera poco íntima, le recuerdan como una persona amable, sencilla y afable, de pronto saludo”, agregó la publicación.
Tras su partida a la Casa del Padre, “las honras fúnebres fueron impresionantes. Los habaneros no recuerdan ceremoniales como éste. El cuerpo del Obispo Riverón estuvo expuesto sobre un túmulo funerario y revestido con los ornamentos que proclaman su dignidad de Pastor. Las innumerables misas ofrecidas cada una hora, se realizaron de manera ininterrumpida desde que su cadáver fue llevado a la Catedral de La Habana, donde ejerció como párroco”.
“Miles de fieles desfilaron por el recinto religioso, destacándose sus hermanos en el episcopado, sacerdotes, religiosos y religiosas presentes en esta parte del país. El dolor compartido solidariamente por hermanos de otras denominaciones cristianas y la presencia de los representantes de la Iglesia Ortodoxa Griega fue un gesto de impresionante valor ecuménico”, añadió el artículo.
Más tarde –continuó– “una enorme caravana acompañó al cuerpo hasta su última morada en el panteón de los obispos del Cementerio de Colón. El tránsito se vio afectado y en algunos tramos de la Avenida del Puerto se llegó a paralizar”.
“Mucho quedaba por dar a Salvador Riverón en esta Cuba tan necesitada de hombres con su erudición y fe. Quizás le haya sido asignada una nueva misión, muy superior para ser comprendida por nuestra capacidad humana tan limitada. Es posible que ahora tengamos en el Cielo un nuevo intercesor abogando por tantas penas y dificultades que se ciernen sobre el pueblo cubano”, afirmó el texto.